Aún estoy a tiempo
Marta Gabriela Tudela
Ganadora de la XIII edición
www.excelencialiteraria.com
Quiero recordar aquellos tiempos en los que escribía, en los que veía el mundo impreso en tales colores que sentía ganas de pintar para preservarlos. Aquellos tiempos en los que las noches me inspiraban y durante el día repasaba lo escrito, que me llegaba manchado de borrones que se perseguían como el perro y el gato. No sé qué ha sido de aquellos días que añoro, ahora más que nunca. Tengo cosas que contar, pero ni siquiera soy capaz de darme tiempo para decirlas.
Tal vez he vivido demasiado deprisa en los últimos meses. Puede que no me haya enfocado en nada por pretender abarcarlo todo. Qué ingenuidad la mía. Si así ha sido, me arrepiento. Además, hay una constante que me persigue: la de estar perdiéndome algo importante, que es como una lapa que se niega a ser arrancada por el mar. Pensaba que con el tiempo este dolor remitiría, pero aguardar al futuro no es el remedio; pocas veces lo es. Debo ser yo quien cambie de actitud. Dicen que el tiempo lo cura casi todo, pero me temo que la espera no está entre sus remedios.
Necesito un minuto, un momento a solas, unos segundos para respirar. Ya no basta una inspiración profunda: tengo que exhalar. Aspirar todas las preocupaciones, prisas y tareas para, enseguida, soltarlas convertidas en tranquilidad.
Echo de menos las canciones, las palabras, un buen libro. Nunca he dejado de lado a los clásicos ni a los genios de la música, pero últimamente me ha dado por ignorarlos. Lo mismo le ha pasado a mi escritura, abandonada de sustancia y verdad. Pero aún estoy a tiempo de recuperarla. Encontrar de nuevo la perspectiva no es fácil, pero debo intentarlo.
Rectificar es de sabios, dijo uno de ellos. Los tiempos en los que escribía pueden resucitar.