Trujillo
Tierra, patrimonio, señorío… todo ello y mucho más se unen en esta espectacular villa extremeña de la que no querrás irte. Y a la que siempre querrás volver. ¡Entramos en Trujillo!
Los imprescindibles
La Reina Isabel La Católica le concedió la categoría de ciudad. Y no es para menos. En ‘La Postal’ nos quedamos con:
–La Plaza Mayor: epicentro y punto neurálgico de la villa. De su casco antiguo. Y desde la que recomendamos empezar nuestro recorrido por Trujillo. Aquí se encuentra uno de las imágenes más fotografiadas y emblemáticas: la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, el descubridor de Perú. Realizada por un grupo de escultores estadounidenses en 1929. Está flanqueada por edificios muy significativos: los Piedras Albas, los Cháves-Cárdenas, los Pizarro-Orellana… así como de la iglesia de San Martín y sus famosas escaleras.
–El castillo y las murallas: importante fortaleza del Califato de Córdoba. Fue construido por los musulmanes a principios del siglo X. De origen militar y función defensiva dos torres rectangulares flanquean la puerta principal. Merece la pena subir aquí para disfrutar de unas impresionantes vistas de Trujillo y de los campos de cultivo que rodean la villa.
–Los Palacios: hay cinco de gran importancia del siglo XVI.
1.- El de los Marqueses de la Conquista, descendientes de Pizarro. Está situado en la Plaza Mayor y es más conocido como el del escudo por su emblema de la familia.
2.- La Casa de los Chaves Cárdenas. Más conocida como casa del Peso Real. Su portada es de lo poco queda del original del inmueble.
3.- El de Juan Pizarro de Orellana o casa de las Cadenas: fue realizado por Alonso Becerra para este colonizador del Perú que llegó a ser corregidor de Cuzco. Impresionantes son sus dos columnas jónicas de entrada. Felipe II durmió en esta casa por lo que adoptó el derecho de asilo que se representa con una cadena justo encima de la puerta del Palacio.
4.- El de San Carlos: perteneció a la familia Vargas-Carvajal, duques de San Carlos. Posee un balcón esquinada a la Plaza Mayor con dos águilas, símbolo de la Casa Real de Carlos I de España y V de Alemania. Durante un tiempo albergó un convento de religiosas.
5.- El de los Marqueses de Santa Marta: fue propiedad de un amigo de Pizarro, Alonso Ruiz de Avilés quien se hizo con el señorío de Santa Marta.
-Las Iglesias: la de San Francisco del arquitecto Francisco Becerra. Y la de Santa María La Mayor. Este último templo fue levantado sobre una antigua iglesia románica de la que se conserva su torre.
Por todo esto y mucho más no hay duda de que Trujillo es una parada obligatoria en nuestro próximo viaje a Extremadura.