Versión Original, una clase magistral de literatura rusa
Versión Original, las memorias de Lilianna Lunguinà, son una clase magistral de literatura rusa del siglo XX en la que no faltan referencias. El relato en primera persona de una interesante y conmovedora historia sobre cómo se vivió el régimen soviético de Stalin desde el mundo de la Cultura. ¡Qué digo la Cultura!, es también un paseo por la sociedad, la política o la ciencia de Rusia entre los años 20 y los 90.
Con sus memorias, Lilianna Lunguinà invita a reflexionar sobre temas como la vida en tiempos de guerra o represión, la empatía hacia las minorías y la lacra del antisemitismo. La propia autora procedía de una familia judía y durante su infancia tuvo la oportunidad de vivir en países como Francia o Alemania. Un traslado que emprendió desde Rusia por el miedo que tenía su madre, víctima de los progomos, a los cambios que se estaban produciendo. Así fue como pasaron años separadas de su padre, que trabajaba para el aparato soviético mientras ella y su madre danzaban por Europa.
Precisamente el miedo es uno de los sentimientos recurrentes en esta obra. Miedo a todos los niveles, incluso a mostrarse como uno mismo. Una sensación que ha marcado a nuestra protagonista y que por eso quiere describir a los jóvenes. A todos aquellos coterráneos suyos que no han vivido bajo el yugo régimen soviético y que no entienden por qué los rusos no se revelaron contra Stalin hasta hacerlo caer.
“El miedo es una sensación que cuesta imaginar si nunca la has experimentado. Hace falta haberlo vivido de algún modo. Tal vez sea uno de los estados estresantes más fuertes: no sabes qué te pasará dentro de un minuto, dentro de una hora, dentro de un día. Y con esa sensación, pensaba yo entonces, vivía toda la población urbana. Cuando comenzó la guerra comprobé que no solo era la urbana, también en las zonas rurales lo vivían”
Pero el eje central de Versión Original es la Cultura. Cómo Stalin acabó con todo aquello que no le gustaba o no le beneficiaba. Bien porque iba en contra del partido y era anticomunista o porque, simplemente, el artista no se mojaba al concebir su obra. Una censura que se extendió desde la literatura hasta la pintura, pasando por la música o las artes escénicas. No había salvación para aquellos que no dedicaban su esfuerzo en promocionar el régimen.
Lilianna describe una situación de acoso y derribo hasta denostar a los artistas y desterrar su arte. Muchos acabaron en Siberia o en los campos de trabajo. La única opción era intentar sortear el veto e introducir de forma clandestina sus obras en otros países para su publicación. Algo que, por cierto, no estaba libre de pena. Para eso estaba la KGB, para encargarse de que se desenmascarasen unos a otros. Y lo consiguió. El régimen fue capaz de contagiar una falta de principios a lo ancho y largo de toda la geografía rusa pervirtiendo un arte que había dejado de ser libre.
“- Bueno, cuéntame sobre tu círculo social, con quién te ves, de qué habláis.
– De literatura, de artes plásticas. Nos apasiona la pintura, los cursos que nos dan son muy interesantes.
– Y ¿de qué van?
– ¿Cómo que de qué van? El contenido está relacionado con la antigüedad.
– ¿Y no hay alusiones al presente?
– ¿Qué alusicones? ¿Qué alusiones puede haber si se trata del Renacimiento, del Barroco?
En realidad todo el curso de Barroco de Pinski estaba basado en la alusión, de principio a fin. (…) Entonces aprendí a establecer analogías. (…) El discordante universo Barroco encajaba de fábula en nuestra realidad, eran auténticas clases de descubrimiento del medio social en el que vivíamos. Pero, claro está, puse cara de inocente y dije: qué va, qué analogías puede haber”
Este fragmento se corresponde con la primera visita que Lilianna tuvo que hacer a las dependencias de la KGB en la plaza Lubianka. Allí, tuvo que someterse a un interrogatorio con el que los agentes pretendían desenmascarar a Pinski (y a todos los que pudieran) uno de sus profesores del IFLI (Instituto de Filosofía, Literatura e Historia). Esas pocas líneas permiten hacerse una idea de la personalidad luchadora de Lilianna, de su entereza, de sus valores y de su valentía. Judía, artista, contraria al régimen y activista. Y jamás consiguieron atraparla entre sus redes. Quizá gracias a su discreción, aunque motivos había.
Esto, más que una reseña parece un resumen en pocas líneas de los valores que me ha transmitido esta historia, que por cierto me ha entusiasmado. Siempre me han gustado las memorias porque a diferencia de las biografías el relato se aparta de lo meramente teórico. Cuando es la protagonista la que habla eres capaz de sumergirte en la historia, de estar a su lado, porque el pasado se vuelve presente. Ojo, que me encantan las biografías, pero creo que son lecturas más densas.
Versión Original es un libro para disfrutar pero, sobre todo, para reflexionar. Para aprender a establecer esas analogías de las que habla la propia autora, porque en un libro, sea de la época que sea o del género que sea, siempre encuentras correspondencias con el presente. No puedo terminar sin mencionar al cineasta Oleg Dorman, a quien Lilianna narró estas memorias para un documental Gracias a ello, hoy podemos disfrutar en papel de la mano de la Editorial Automática. Un libro imprescindible para descubrir cómo se desmoronó el mundo de la Cultura en la Rusia Soviética y el esfuerzo que costó, tras la muerte de Stalin, volver a situarla donde tenía que estar.
Por cierto, este libro cuenta con un material fotográfico envidiable. Imágenes acompañadas de fragmentos del propio libro que ilustran la historia de una forma inmejorable.
Autor: Lilianna Lunguiná
Editorial: Automática
Publicación: 2019
Páginas: 450
Precio: 24,50 €
Me gusta mucho la reseña, me apunto el titulo.