El bronce de Pekín que supo a oro
Cuando José Luis Abajo tenía once años vio por casualidad un anuncio de la Escuela de Armas de Esgrima de Madrid. Se lo encontró en el buzón de su casa. Ese día su vida cambió para siempre. Se apuntó con su hermano y el profesor, al observar que era alto y fuerte, le dio una espada y lo puso a entrenar. Normalmente los esgrimistas que compiten en espada son los más altos. Dieciocho años más tarde se convirtió en medallista olímpico. Era 10 de agosto de 2008 y competía en los Juegos Olímpicos de Pekín con 194cm de altura.
La esgrima es el único deporte olímpico con orígenes españoles. Hasta aquella tarde mágica de Pekín, el mejor resultado de un esgrimista de nuestro país había sido el quinto puesto (diploma olímpico) de Antonio García Hernández en Barcelona 92. Lo consiguió en la modalidad de sable.
“Pirri” así llamado por el apodo que le puso su abuelo por los tebeos del gato Pirracas, llegaba a Pekín como número cuatro del mundo, como aspirante a medalla. Campeón de España en todas las categorías, subcampeón mundial y europeo por equipos. El historial hacía pensar en grandes cotas para el tirador madrileño.
En dieciseisavos de final ganó al surcoreano Won Jin Kim por la mínima 15-14. En octavos de final se deshizo del francés Jerome Jeannet por 15-9. El objetivo de la medalla olímpica estaba cada vez más cerca. En los cuartos de final venció 14-13 al italiano Diego Confalonieri.
La semifinal iba a deparar un nuevo duelo hispano-italiano. Matteo Tagliariol derrotó al español por 15-12 y posteriormente sería campeón olímpico en Pekín. Quedaba una oportunidad, el todo o nada. El bronce o la medalla de chocolate, el cuarto puesto que nadie quiere lograr en ninguna competición.
José Luis Abajo sumó el bronce olímpico ante un rival al que nunca había ganado
Llegó el gran momento. La oportunidad de bronce. El rival es el húngaro Gabor Boczko. “Pirri” lo consigue, es bronce olímpico tras ganar 8-7 a un rival al que nunca había ganado. Momento histórico para el deporte español y para la esgrima que por primera vez suma una medalla en unos Juegos con un final de combate de infarto. “Con esta medalla me he hecho inmortal” y así fue, todo el mundo recordará que hubo un español que ganó una medalla en esgrima en Pekín 2008. “Pirri” desveló uno de los secretos del bronce, la canción “Lo grande que es perdonar” de Gilberto Santa Rosa. Un tema que escuchó antes de cada combate para concentrarse y motivarse.