A propósito de Suso
Suso Morlán se ha marchado demasiado pronto. Tenía solo 52 años. La noche del domingo estaba pendiente de ver cómo iba la actualidad deportiva y me encontré con la fatal noticia en el Twitter de la Federación Española de Piragüismo. A Suso no lo conocía en persona, pero le admiraba por su trabajo y por todo lo que dio al deporte español, al piragüismo. Por eso, sentí un escalofrío cuando me enteré. Sorpresa desagradable porque no sabía de su enfermedad. Vuelve a ser verdad aquello de que “siempre se van los más grandes”.
Suso Morlán fue el entrenador del mejor piragüista que ha tenido nuestro país, el máximo medallista olímpico español, David Cal. Quedará para siempre en la historia del piragüismo como un excepcional entrenador. Cuando hablemos de las gestas de Cal en el futuro, deberán ir acompañadas de su nombre, de Jesús Morlán Fariña. El arquitecto que construyó un campeón y que al terminar Cal su carrera deportiva, empezó a moldear a otro piragüista en Brasil. Un brasileño que va camino de leyenda, Isaquías Queiroz, triple medallista olímpico (dos platas y un bronce) en Río 2016.
Ocho medallas de ochos posibles
Era la primera vez que un deportista brasileño conseguía tres medallas en los mismos Juegos y que un canoísta lograba tres medallas en la misma cita olímpica. Ocho medallas de ocho posibles para Morlán como técnico. Cinco de cinco de Cal, tres de tres de Queiroz. Inigualable.
Morlán comenzó en el mundo de la piragua en 1979. Como técnico deportivo desde 1988. Empezó a entrenar a David Cal cuando era un chaval. El pentamedallista olímpico fue a los Juegos de Sidney como reserva. Estuvo a punto de dejarlo y Morlán le convenció para que se volviese a subir a la canoa. A partir de ahí una relación tremendamente exitosa. Una pareja irrepetible. Pasaron juntos miles de horas de entrenamientos en el río Lérez pontevedrés, con frío, con viento, con lluvia, daba igual.
Un palmarés magnífico
Dos medallas olímpicas en Atenas 2004, una de oro y otra de plata. Dos platas en Pekín 2008, otra en Londres 2012. Cal decidió retirarse antes de intentar la sexta en Río. Nadie sabe que hubiera pasado de haber participado en aquellos Juegos. Además de las cinco medallas olímpicas, Cal sumó cinco en mundiales y el mismo número en Europeos.
Dicen de Suso Morlán que era una persona perfeccionista y metódica. De hecho, Morlán planificaba todos los entrenamientos de David Cal y después corregía y animaba a la leyenda viva del piragüismo desde su lancha motora y con una bandolera colgada donde guardaba la libreta en la que anotaba cada detalle. Al acabar los entrenos, plasmaba en un ordenador todo lo que había sucedido. Morlán guardaba todos los entrenamientos desde que Cal tenía quince años. Una joya de valor incalculable, sin conexión a internet para que nadie más que él tuviera acceso.
Suso tenía cara de buena gente y se definía a sí mismo como cascarrabias. Seguro que desde ahí arriba, seguirá pegado a su “japonés”, como a él le gustaba llamar al cronómetro con el que controlaba los tiempos de sus piragüistas. Deja un legado eterno y un fantástico libro «David Cal. 100 días para la historia» en el que cuenta como trascurrieron los 100 días anteriores a la quinta medalla olímpica de David Cal.
Jesús Morlán Fariña era un auténtico genio. Le echaremos de menos. El piragüismo y el deporte español lloran su marcha. Gracias por todo, Suso. Descansa en paz.