Jacques Audiard renuncia al victimismo facilón y al estereotipo sobre la inmigración en su lúcida ‘Dheepan’, al estilo del mejor Ken Loach
¡Mis queridos palomiteros! ‘Dheepan’: Jacques Audiard renuncia al victimismo sobre la inmigración. Se trata de un conmovedor drama, rodado en 2004 y distribuido en cines por Vértigo Films, escrito y dirigido por este afamado autor galo, responsable de Lee mis labios (2001), Un profeta (2009) o De óxido y hueso (2012), que merecidamente recibió hace cinco años en Cannes la Palma de Oro, es decir, el máximo galardón.
De hecho, Movistar cuenta este mes de junio con su talento y dirigirá dos capítulos de la quinta temporada de Oficina de infiltrados, creada y escrita por Éric Rochant.
Volviendo a Dheepan, la película es la adaptación libre de Las cartas persas de Montesquieu. En ella se explica que para huir de la guerra en Sri Lanka, un ex-combatiente, una joven y una niña se hacen pasar por una familia tradicional, pese a no conocerse de nada. Refugiados en los conflictivos suburbios de una ciudad de Francia, tratarán de construir una nueva vida juntos.
La mayor parte de las películas que presentan el tema de la inmigración como eje central de la trama –tema que recientemente desarrollaba Parking-, denuncian el sufrimiento de los exiliados y resaltan la hipocresía de una sociedad occidental acostumbrada a mirar para otro lado.
El objetivo de todas ellas es bueno: despertar conciencias. ¿En qué radica el triunfo de Dheepan frente a muchas de ellas? En su renuncia al victimismo facilón y al estereotipo.
El cineasta francés dirigirá este mes dos capítulos de la quinta temporada de Oficina de infiltrados
Además, Audiard establece una analogía entre el comportamiento violento de dos sectores culturales muy diferentes en situaciones igualmente distintas: la Guerra Civil de Sri Lanka, donde los ciudadanos luchaban contra la discriminación y el sistema de castas, y la guerra de bandas rivales en los suburbios parisinos. Y es que en este tratado sobre el hombre y la violencia debemos apuntar que si ésta se manifiesta abiertamente no es como componente morboso sino como consecuencia.
‘Dheepan’: Jacques Audiard renuncia al victimismo sobre la inmigración
La película en su conjunto es una obra sólida, creíble, desbordante de autenticidad y sentimiento, al estilo del mejor Ken Loach, de ambigüedades y preguntas sobre la humanidad y el civismo.
Los personajes de Dheepan no son buenos o malos, son personas hipotéticas tal cual las han hecho las circunstancias de sus vidas, reprochables o desagradables hasta lo insoportable, pero humanas. Y eso es algo muy grande.