Cátedra coloca hoy en las estanterías ‘El cine después de Auschwitz’, implacable retrato de la condición humana, según el especialista Jaime Pena
¡Mis queridos palomiteros! ‘El cine después de Auschwitz’: Impecable Jaime Pena en Cátedra. La aclamada editorial –de la que a menudo hacemos referencia desde estas pantallas– dentro de su colección Signo e Imagen pone en las estanterías otro reflexivo y denso trabajo, El cine después de Auschwitz, que su autor ha subtitulado ‘representaciones de la ausencia en el cine modero y contemporáneo’.
En los años del cambio del milenio aflora una tendencia cinematográfica de gran repercusión, sobre todo en el circuito internacional de festivales. Películas en las que abundan los largos movimientos de cámara, los paisajes desiertos y los personajes ensimismados, un “cine de la ausencia” cuyas raíces se pueden rastrear desde medio siglo antes en las imágenes de los campos de concentración; o más bien en la polémica filosófica y estética en torno a la representación del exterminio que culminará en Shoah (1985).
‘El cine después de Auschwitz’: Impecable Jaime Pena en Cátedra
La influencia de la historia de Claude Lanzmann en los documentales posteriores es indiscutible (Chantal Akerman, Rithy Panh, James Benning), pero tampoco son ajenas a este debate las ficciones que experimentarán con formas similares (de Michelangelo Antonioni a Gus van Sant, pasando por Marguerite Duras o Tsai Ming-liang).
El cine después de Auschwitz rastrea estas dos genealogías que confluirán en los mismos años en que se produce la eclosión del cine digital y la globalización de la cinefilia. El volumen reúne en sus 368 páginas todas aquellas historias donde el papel del ser ausente toma partido. Otras veces no toma partido pero lo percibimos muy de cerca.
Y todo ello queda expuesto con claridad meridiana. Se agradece cuando se tocan palos de un tema a menudo espinoso. Especialmente porque el libro se lee con facilidad y está bien argumentado. Incluso diría que es un volumen necesario, un hallazgo para la literatura sobre el género. Porque ¿cómo se mide el tamaño de la ausencia? ¿Y el de la presencia? ¿Y además a partir de las heridas producidas en un campo de concentración?
El resultado es de una gran pureza. Todo ese tacto y esa finura están al servicio de un lenguaje propio del que hace gala con estilo y personalidad Jaime Pena. Claro que el primer fogonazo de este luminoso trabajo viene del esclarecedor prólogo del maestro José Luis Castro de Paz que, como tantas otras veces, siempre despliega autenticidad a raudales. Es el mismo talento que destila Jaime Pena en El cine después de Auschwitz. Un trabajo muy, muy recomendable, incapaz de dejar indiferente al lector.