‘Kinky Boots’ llega a Madrid. Entrevistamos a su coreógrafo y director teatral argentino Ricky Pashkus: “Me interesa mucho la creación de un lenguaje empático con la cultura”
¡Mis queridos palomiteros! Entrevista a Ricky Pashkus (Kinky Boots): “La comedia es un género de fe”. A sus 66 años, el afamado coreógrafo y director teatral bonaerense se encuentra en un estado de creatividad admirable.
Sus exitosos trabajos también se han prodigado por el cine y la televisión. Y más allá de premios y distinciones es un hombre entusiasta con ganas de seguir dando lo mejor de sí mismo. Desde el pasado 28 de septiembre se puede ver, por primera vez en España y en el Espacio Ibercaja Delicias de Madrid, Kinky Boots, un muy galardonado musical de Broadway con música y letras de Cyndi Lauper y un libreto de Harvey Fierstein.
Basado en la película británica de 2005, el montaje está basado en hechos reales y cuenta con un elenco de gran nivel, encabezado por Tiago Barbosa, Daniel Diges, Angy Fernández o Jana Gómez. Por fortuna hemos estado con él.
Entrevista a Ricky Pashkus (Kinky Boots): “La comedia es un género de fe”
¿En qué momento y por qué decide llevar a los escenarios españoles ‘Kinky Boots’?
Había estrenado el musical en Argentina y tuvo mucho éxito. De hecho, vamos a reponerla ahora en el mismo teatro. Durante toda la época de la cuarentena, por mi temperamento, por mi naturaleza hiperquinética tenía una necesidad vertiginosa de seguir en acción y de hacer muchas cosas, entre ellas, dreamings artísticos.
Hace cuatro años me asocié con Florencia Masri y empecé a desarrollar algunos proyectos. Por ejemplo, me lancé con un reportaje para televisión -conocí a grandes figuras- en un programa que se llama Set. A partir de ahí nació una escuela de teatro musical, que tiene gran cantidad de alumnos, a cuyo frente está el actor argentino Fernando Dente.
Después, en mi faceta como docente, empecé a hacer contactos. Por mi mente aparecía México, España… Hasta que un día, Mariano Pagani, productor ejecutivo argentino, me dijo: “¿no te interesaría traer Kinky a España?”, dado que él ya había visto el montaje y el éxito que tuvo en mi país. Al tiempo conocimos a la promotora de espectáculos, Lets Go! Le hablé de ella a mi socia y le interesó mucho.
Sabíamos que en España lo más difícil era conseguir un teatro y de repente apareció el espacio de Delicias. Por otro lado, percibí que el tema de Kinky traía miga. La primera vez que llevé el espectáculo a Argentina, hace cinco o seis años, ni siquiera sabían qué significaba la palabra Drag Queen. De hecho, no existía todavía la Ley de Identidad de Género.
La película es algo más oscura y la comedia de teatro musical Kinky Boots es mucho más luminosa
Y no porque crea que la palabra sea importante, sino por lo que representa conocer su significado en Kinky Boots. Para dotarla de visibilidad, influyó mucho que el hijo único del presidente, Estanislao Fernández, sea Drag Queen. Yo no sabía cómo era España y empecé a preguntar, ¿el tema interesará? Y resulta que sí.
¿Qué le llamó la atención del espectáculo para escenificarlo?
La obra me parece muy inspiradora. Habla de la inserción social de una Drag Queen. Kinky Boots también afronta las relaciones padres-hijos. Por otro lado, me he dado cuenta de que en no todos los países es lo mismo decir Drag o decir travesti, o decir transgénero.
Respecto a la película homónima de 2005, dirigida por Julian Jarrold, ¿con qué va a encontrarse el respetable?
La película es algo más oscura y la comedia de teatro musical Kinky Boots es mucho más luminosa. El respetable va a encontrarse con una situación más intensa, más excitante y más divertida.
¿Qué es para usted la comedia musical?
Un género de fe. Y desde ese punto de vista siempre me ha interesado mantener un diálogo con la comedia musical. No obstante, es un género dificilísimo de trabajar, puedes cantar como un cantante, bailar como un bailarín, actuar como un actor… Si hay un intérprete podré encontrar un bailarín y un cantante, si no hay un actor tengo un bailarín y un cantante pero no un artista de comedia musical. A mí me interesa mucho la creación de un lenguaje empático con la cultura.
“No puedo negar que disfruto del caos”
¿Se encuentra más cómodo ejerciendo como productor de musicales o dirigiéndolos?
Me veo más como gestor y productor. De joven quise ser actor, pero era muy malo. De hecho, una persona me lo puso en claro: actúas como Clark Kent y tu personalidad es Superman. También quería aprender a bailar y empecé a estudiar danza con grandes figuras, pero en eso tampoco destacaba. Eso sí, no estaba dispuesto a rendirme y me arranqué con la coreografía. Y ahí sí di en el clavo.
¿Con qué barreras se ha encontrado durante la producción?
Por un lado hay que reconocer que los procesos en España son diferentes y el modo de trabajar es muy distinto. Algunas cosas me irritaban, otras me maravillaban.
¿Cuáles?
La gran diferencia es el orden contra el caos. Y no hace falta que te diga que aquí está el orden y en Argentina el caos, lo que pasa es que yo no puedo negar que disfruto del caos, que a su vez destila creatividad.
¿Qué desafíos ha tenido que afrontar?
El riesgo económico, por un lado. Toda la escenografía vino en barco. Y, por otro, reconocer la cultura y la autenticidad del habla. Diría que mis trabajos se caracterizan porque “tienen mucho ritmo”.
“Parte de mi locura es que a veces me agarra la tristeza”
¿Y cómo ha sido su trabajo en España durante la gestión de ‘Kinky Boots’?
Conociendo a los actores, relacionándome con la gente de Lets Go!, yendo al espacio donde se va a celebrar el espectáculo o acudiendo a los ensayos de Tiago Barbosa, que es un actor brasileño innegablemente maravilloso (es el Simba que hacía el Rey León) y canta y baila como los dioses. Y, al tiempo, supervisando todo el material.
¿Cómo se encuentra en estos momentos la oferta cultural de teatro musical en Buenos Aires, que ha acogido grandes espectáculos de Broadway?
Estoy haciendo A chorus line en Argentina. En épocas pretéritas, no hemos tenido nunca lo que tiene España en formato musical, con siete u ocho espectáculos grandes al año entre Barcelona y Madrid. Por otro lado, llevo una revista impresa, de enorme calidad y gratuita, Divague, que se dedica al teatro musical. Además convocamos un certamen para estimular el teatro musical. De hecho, gestiono una compañía de teatro musical juvenil, cuyo proyecto me gustaría llevar adelante en España.
A menudo se dice que la entrada del teatro musical es cara, y que si la obra se pone en la tele no es necesario ir a las salas. ¿Qué opina al respecto?
En Argentina no está permitido poner la obra en ningún sitio. Ni siquiera puedo filmar mi propio trabajo, ni durante los ensayos o para que la vea un actor. Es ilegal. No obstante, existe una plataforma, Teatrix, que recoge obras de teatro, pero no musicales.
“Ciertas personas vivimos siempre en crisis”
¿En un futuro quedará disuelta esta ilegalidad?
Depende de si hablamos de derechos de obras internacionales. Si es así no va a ser tan sencillo. Respecto a las obras argentinas sí podría quedar resuelto el tema, pero no se si económicamente interesaría. En España son mucho más rígidos al respecto.
¿Por qué?
Porque el público español paga una entrada equivalente a la que se pagaría por un espectáculo en Broadway. Los derechos no cuestan lo mismo que en Argentina. No digamos ya de países como Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, donde ni siquiera te venden los derechos, o te venden los derechos amateur.
Además del cambio del ritmo del lenguaje, ¿qué diferencias ha notado en el artista español respecto a los argentinos?
Varias. Cantan más fuerte. Los puedes escuchar sin micrófono desde la última fila. El actor argentino, sin embargo, incluye su mirada. También depende del artista del que estemos hablando. Yo no sabría decir cómo canta, baila o actúa un actor o una actriz argentina.
“Yo no me vendo ante cualquiera”
¿Tenía claro quiénes iban a ser los personajes principales?
No. Pero supieron aconsejarme. Todos los actores quisieron hacer las dos audiciones, y eso que algunos son muy conocidos. Ten en cuenta que desde Marlon Brando hasta aquí todo el mundo pasa por ser evaluado.
¿Los tiempos de crisis arrojan las mejores ideas?
Parte de mi locura es que a veces me agarra la tristeza. No hay duda de que el famoso cabaret alemán y tantas otras obras de otros autores no expresen algo con sus trabajos. Hay ciertas personas vivimos siempre en crisis.
¿Cuándo sabemos que nos hallamos ante una obra de éxito?
No creo que lo sepamos antes, ni creo en ninguna fórmula con conduzca al éxito. Cuando hay honestidad sensorial e intelectual frente al material con el que trabajas, podemos intuir algo al respecto. Yo no me vendo ante cualquiera.