Sean Connery, que estás en los cielos
¡Mis queridos palomiteros! Sean Connery, el hombre que dijo nunca jamás, según David Felipe Arranz. Como sabéis, hace hoy justo un año que se iba de nuestras vidas sir Sean Connery, el hombre que dio vida al James Bond más elegante, con más personalidad y con suficiente determinación. Gran apasionado del golf y gran jugador, demostró sus cualidades en el deporte en algunas escenas de James Bond contra Goldfinger (Guy Hamilton, 1964).
Sean Connery, el hombre que dijo nunca jamás, según David Felipe Arranz
Entre otros trabajos que forman parte de la Historia del Cine por méritos propios, me quedo con El nombre de la Rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986), Los intocables (Brian de Palma, 1987) -por la que recibió un Oscar al mejor actor de reparto- y El hombre que pudo reinar (John Huston, 1975), que él mismo consideraba su película favorita.
Y la manera que tengo de recordarlo con más rigor, es a través del amplio y clarividente trabajo que ha publicado en la editorial Sílex el afamado periodista vallisoletano David Felipe Arranz, que ha coordinado el ejemplar. Hasta el momento siento que es el volumen con mejor acabado sobre el actor escocés. Para ello ha contado con la valiosa aportación de especialistas en el séptimo arte.
Sus protagonistas son Fernando Alonso Barahona, Carlos Arévalo, Guillermo Busutil, Lucía M. Cabanelas, Dolores Conquero, Juan Manuel Corral, Marisol Galdón, David González Álvarez, Rafael Gordon, Juan Carlos Laviana, Alberto Lena, Fernando Martínez Laínez, César Antonio Molina, Gerardo Sánchez, Sonia Sánchez Recio, Jaime Vicente Echagüe y Javier Zurro.
Las precitadas dieciocho firmas -una por capítulo- rinden homenaje a la presencia cercanísima de Sean Connery, con el regocijo juvenil y cinéfilo que nos acompañó en nuestros años mozos
En el trabajo de marras, Sean Connery, el hombre que dijo nunca jamás, queda claro que el intérprete encarnó, y en esto parece que hay consenso, al mejor James Bond, al primero, al auténtico, al que advertía que la pelea era larga y la vida demasiado corta, aunque merecía la pena vivirla dos veces y mejor a ritmo de Nancy Sinatra.
En este sentido, sus personajes repercuten inmediatamente en el imaginario colectivo, tal es la fuerza de este intérprete hecho a sí mismo, que se nos entremetía por los afectos subterráneos de la conciencia. Porque la verdad es que los que lo seguíamos y coleccionábamos sus aventuras en el celuloide o en otros formatos, íbamos a ver una película de Sean Connery.
En este volumen, las precitadas dieciocho firmas -una por capítulo- rinden homenaje a la presencia cercanísima de Sean Connery, con el regocijo juvenil y cinéfilo que nos acompañó en nuestros años mozos, y el convencimiento de que no hace falta desprenderse de los mitos, porque nacen del encuentro de la ficción con la vida.
Nos hallamos, pues, ante un excepcional trabajo fílmico y literario, que no solo ha de estar en las estanterías de los amantes del cine
Las 218 páginas de Sean Connery, el hombre que dijo nunca jamás, se leen de un tirón gracias a la meridiana y exhaustiva exposición que han volcado en ellas sus autores, que se adentran en el actor y el personaje -más allá de la anécdota- con finura y donde diseccionan al hombre y al mito con gran conocimiento, criterio y acierto. Del mismo modo, el estudio se completa con abundantes ilustraciones en color y en blanco y negro, con carteles y fotogramas de infinidad de las películas más emblemáticas.
Nos hallamos, pues, ante un excepcional trabajo fílmico y literario, que no solo ha de estar en las estanterías de los amantes del cine, sino también en las de aquellos que quieran disfrutar de una lectura amable y contrastada. Hoy es el día de hacerse con esta segunda edición corregida. Porque, se lea por donde se lea, se respira y se disfruta al inmenso Sean Connery, que se reinventaba a sí mismo, hizo furor durante cuatro décadas y su nombre era sinónimo de taquillazo.