Laila Ripoll homenajea la memoria de Luisa Carnés con su excelente versión de ‘Tea Rooms’ en el Fernán Gómez
¡Mis queridos palomiteros! ‘Tea Rooms’: Laila Ripoll revive con primor la memoria de Luisa Carnés. La prestigiosa directora teatral Laila Ripoll –recientemente galardonada por la Asociación de Directores de Teatro de España– recupera para el la escena, con autenticidad y sutileza, la memoria de la periodista y escritora madrileña Luisa Carnés, una de las voces más destacadas de la generación del 27, que nunca apareció en la foto de familia. Un silencio atronador e incomprensible.
‘Tea Rooms’: Laila Ripoll revive con primor la memoria de Luisa Carnés
Sin embargo, cuando la vocación de algunos por restaurar la memoria de otros -que con su literatura han ido enriqueciendo la cultura patria- está en marcha, solo el tiempo -ese juez implacable- coloca a quien se lo merece en el lugar que le corresponde. Bravo, pues, por la labor y empeño de la editorial Hoja de Lata, que fue quien en 2016 publicó por primera vez la novela autobiográfica de Luisa Carnés, Tea Rooms. Mujeres obreras, que la autora puso en las estanterías en 1934.
Ripoll sirve un excelente, fidedigno y muy cuidado dramedia en el Teatro Fernán Gómez
No es de extrañar que con un material tan sensible y de tanta calidad fuera imprescindible darlo a conocer en formato teatral. Y, como decíamos arriba, llevarlo a los escenarios con la delicadeza que requiere un trabajo tan personal.
Así las cosas, Ripoll sirve un excelente, fidedigno y muy cuidado dramedia en el Teatro Fernán Gómez –a consecuencia del éxito cosechado las funciones se retrasan hasta el 30 de abril– donde se constata que la asfixiante vida de los años 30 tiene hoy la misma vigencia, preocupante y virulenta, en la que su autora se sirvió de sus experiencias como camarera en un salón de té en el Madrid de la época.
Más a fondo, Tea Rooms cuenta la historia de varias mujeres, empleadas de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol. Son Antonia, la más veterana; Matilde, alter ego de la autora; Marta, la más joven, a la que la miseria ha vuelto valiente y decidida; Laurita, la protegida del dueño, frívola y despreocupada; Teresa, la encargada, el perro fiel, siempre defendiendo a la empresa…
Son mujeres acostumbradas a obedecer y a callar, acostumbradas a estirar un jornal que no da ni para comprar un billete de tranvía. Son mujeres que sufren, que sueñan, que luchan, que aman… Y Madrid siempre de fondo, un Madrid convulso y hostil, enorme y vivo.
El obrón, cosido minuciosamente con inteligencia y pulso firme, cuenta con seis actrices de raza que realizan un trabajo brillante
El obrón, cosido minuciosamente con inteligencia y pulso firme, cuenta con seis actrices de raza que realizan un trabajo brillante y esforzado, en el que se aprecia el don de Ripoll en la dirección de intérpretes. Además el relato -repleto de enjundiosos diálogos- cuenta con un buen engrase en su arquitectura dramática -que facilita seguir el buen ritmo de la obra y su tempo-, que se ve aupado por un afinadísimo diseño de luces, una sugerente partitura musical y un ejercicio ejemplar con la recreación de las videoescenas.
Nos hallamos, así, ante un montaje de gran nivel que reafirma el éxito cosechado en este importante ejercicio de memoria histórica, y que supone un impecable debut para la primera producción propia del teatro.