‘Mi nombre es Alfred Hitchcock’: Mark Cousins firma un excelente repaso a los trabajos del mago del suspense en formato de documental creativo
¡Mis queridos palomiteros! ‘Mi nombre es Alfred Hitchcock’: Mark Cousins firma un excelente trabajo. Hoy, 18 de los corrientes, llega a las salas de cine españolas, de la mano de A Contracorriente Films -distribuidora de cine de la que ya hemos informado en otras ocasiones– Mi nombre es Alfred Hitchcock -se presentó en la pasada edición del Festival de Telluride (Colorado)-, singular, valioso, atrevido y desenfadado documental de creación en torno a la cinematografía de Alfred Hitchcock, que “narra” el propio cineasta en primera persona, como si el cineasta conviviera con nosotros en 2023. La audaz propuesta ha sido una muy atractiva iniciativa del cineasta británico de 58 años, Mark Cousins (Los ojos de Orson Welles, 2018), que se ha responsabilizado del guion y la dirección.
‘Mi nombre es Alfred Hitchcock’: Mark Cousins firma un excelente trabajo
Como se sabe, 2022 marcó el centenario del primer largometraje de Alfred Hitchcock, Number 13 (1922), película que jamás se estrenó, entre otras cosas porque nunca se terminó. Pues bien, un siglo después, Hitchcock sigue siendo uno de los cineastas más influyentes de la historia del cine. Pero, ¿cómo se mantiene su vasto trabajo y legado en la sociedad actual?
Mi nombre es Alfred Hitchcock cuenta con varios hallazgos que me parecen de lo más interesantes. Uno de ellos, por ejemplo, tiene que ver con la propuesta argumental. Y más en concreto con la estructura de la película, que se divide en cinco ejes, a saber, “la huida”, “el deseo”, “la soledad”, “el tiempo”, “la plenitud” y “la altura”, donde Hitchcock hinca el diente con profundidad a cada uno de estos temas y donde también aclara cómo llegó hasta ellos, siempre a través de un juego permanente con imágenes fijas del propio Hitchcock, donde el cineasta inglés deja clara dos intenciones esenciales: entretener y manipular a la audiencia. Pero con estilo y personalidad.
Todo ello se ve atravesado, además, por los modos con los que afrontó su manera de concebir el cine, más allá de darle un nombre acreditado al género. En este sentido, Mi nombre es Alfred Hitchcock también despeja dudas sobre algunos de los trucos cinematográficos más representativos que Hitchcock empleó en su variopinta filmografía y que después han sido fuente de inspiración para otros creadores de historias como el indio M. Night Shyamalan o el español Alejandro Amenábar, por citar a dos de los cineastas que han seguido su patrón a pies juntillas.
Así las cosas, todo este engrase artesanal está muy bien vehiculado desde el punto de vista del guion, gracias a las interpelaciones directas que Hitchcock hace al espectador, de modo que el trabajo audiovisual no se hace pesado y, si cabe, su interés es creciente a medida que evoluciona el relato.
El trabajo audiovisual no se hace pesado y, si cabe, su interés es creciente a medida que evoluciona el relato
Está claro que la narración en primera persona es otro de los importantes baluartes con los que cuenta Mi nombre el Alfred Hitchcock. Sobre todo, porque la voz del narrador -interpretada con gran éxito por el inglés Alistair McGowan– es casi idéntica a la del mago del suspense, incluidas sus intenciones dramáticas. De hecho, contamos con ecos de la voz del genio británico que hemos conocido a través de documentales para televisión o en la serie Alfred Hitchcock presenta, rodada en los años 60.
Entre otras de las películas que le sirven de ejemplo a Hitchcock para desgranar su mundo, por el documental desfilan La soga, La ventana indiscreta, Psicosis, Crimen Perfecto, Con la muerte en los talones, de su etapa americana y Vida alegre o La mujer del granjero, las mudas y algunas otras sonoras de la etapa inglesa, apenas conocidas para el gran público y que despiertan gran interés.
Nos hallamos, pues, ante un excelente y muy elaborado documental en torno al genio inglés, donde de nuevo se constata la actualidad de su cine, y lo gratificante que le resultará al respetable descubrir lo que solo el mago del suspense sabe y conoce muy bien.
Dirigido a todos los públicos, a nadie puede dejar indiferente. Sobre todo porque Hitchcock fue, en gran medida, un innovador de la técnica narrativa con el que no se termina de aprender nunca. ¡Imprescindible verlo en versión original!
