Alfonso Ungría publica en Cátedra ‘Memorias del cine en la Transición’, visceral autobiografía a su paso por la industria sin pelos en la lengua
¡Mis queridos palomiteros! Alfonso Ungría publica en Cátedra ‘Memorias del cine en la Transición’. De nuevo, la prestigiosa editorial Cátedra, dentro de su colección Signo e Imagen –de la que tan a menudo damos cuenta desde estas pantallas-, lanzó a finales de octubre un muy interesante ejemplar del cineasta Alfonso Ungría, titulado Memorias del cine en la Transición, donde el autor repasa sin pelos en la lengua sus avatares en la industria. Volumen de 416 páginas muy valiosas y suficientemente ilustrado.
Alfonso Ungría publica en Cátedra ‘Memorias del cine en la Transición’
Diría que, independientemente del conocimiento que el lector tenga de quien las ha escrito, e incluso de los trabajos de cine de Ungría, poca excusa hay para no aproximarse a este volumen, dado que Internet ha hecho mucho por dar visibilidad al cine de todos los autores, españoles y extranjeros y, sobre todo, porque la narración de Ungría es visceral, está hecha a corazón abierto y habla sin cortapisas, por ejemplo, de las dificultades que tuvo para lanzar algunas de sus películas a cuentas de la censura imperante, bien esté esta instalada en el tardofranquismo o en el prólogo de la Transición. La pena es -más allá de las consecuencias derivadas de la nueva era sin Franco y con la democracia en marcha- y Ungría lo expresa con claridad, que en su momento su obra no haya sido vista por todos sus coetáneos o no haya recibido el apoyo merecido a su paso por festivales.
Tal vez por ello a nuestro protagonista no le parezca mal figurar en el libro de su veterano colega Augusto Martínez Torres, Directores españoles malditos, publicado el año pasado por Huerga y Fierro en una segunda edición, ampliada y revisada, que por cierto se acerca con más ahínco a la definición del denominado malditismo. Ello no quiere decir que Ungría se exprese sin corrección o faltando el respeto a alguien. Ni mucho menos. Se aprecia, como es natural, su gusto o disgusto por determinadas situaciones o por diversas personas, pero siempre desde la elegancia y el respeto, algo que en líneas generales hoy día no está de moda.
Por su lado, la estructura de estas memorias se mueve entre dos fechas: 1953-62 y 1997. Y no está dispuesta de modo cronológico. De hecho, la alternancia entre fechas confiere el ejemplar un halo de nostalgia muy bien llevado. También pondría en valor lo que él ha señalado como Las señoritas y El deseo de ser piel roja.
En cuanto a lo primero, tiene que ver con aquellos proyectos suyos que no se materializaron y que, en consecuencia, le produjeron cierta desazón. Respecto a lo segundo, diría que conforma el grueso del ejemplar. Esta parte finaliza con su dedicación profesional al territorio de la docencia. Por otro lado, no podemos dejar de señalar su experiencia vital durante algunos de sus escarceos universitarios con amigos del gremio y lo que acontecía en algunas salas de cine, que daría de sí para elaborar grandes historias de cine. O para ver de nuevo sus trabajos, sobre todo esos más tempraneros, por los que siento gran curiosidad.
Por todo ello, si estas memorias resultan singulares es porque las escritas por directores de cine escasean en todo el mundo. Pero también son peculiares porque Alfonso Ungría lo es dentro de su oficio. Un autor cuya obra muchos celebran como “coherente”, quizá porque ha conservado siempre la libertad artística frente a las habituales normas comerciales. Son además un claro testimonio, que el autor relata como protagonista y como testigo donde muestra las sucesivas transformaciones del cine español, su financiación, el papel de sus productores y de las “majors” USA, las leyes ministeriales, los festivales, TVE, etc. Unos cambios vividos a través de una filmografía construida tras muchas batallas y fracasos.
Nos hallamos pues ante un buen trabajo honesto, que puede servir de ejemplo para que los cineastas en ciernes constaten el vaivén que experimenta la industria en todos sus estadios, desde un punto de vista objetivo y creíble, y que así estén avisados de todo lo que se pueden encontrar en el camino. Y, a su vez, también con el volumen se valora mucho una época de cine de la Historia de España que no puede sernos ajena y que tiene mucho mérito que la hayamos podido conocer tan al detalle. ¡No os lo perdáis!