‘Miguel Hernández: El sueño de un poeta’. Jesús Cracio arrasa en Madrid con su imaginativa dramatización poética sobre el escritor alicantino
¡Mis queridos palomiteros! ‘Miguel Hernández: El sueño de un poeta’ arrasa en la Sala Mirador.
Ayer asistí a la primera dramatización poética conocida e inmersiva sobre la vida y circunstancias del escritor alicantino Miguel Hernández, que se ha celebrado en la Sala Mirador y que ha llenado el recinto todos los días de exhibición del espectáculo.
Dirigido por el reconocido autor teatral, Jesús Cracio -a quien recordamos por su excepcional montaje ¿Que no…?, entre otros grandes títulos-, Miguel Hernández: El sueño de un poeta parte de una afinadísima, elegante y honesta dramaturgia de la directora y actriz Amparo Climent, que para armarla se sirvió de testimonios de expertos en Miguel Hernández y más en concreto en los populares trabajos del filólogo hispánico alicantino José Luis Ferris. Todo ese material que ha manejado ha quedado muy bien armado y así ha presentado una narración sólida y objetiva que detalla cronológicamente la vida del poeta, desde su niñez hasta su muerte, entre otras vicisitudes, atravesada con canciones y otras sorpresas.
‘Miguel Hernández: El sueño de un poeta’ arrasa en la Sala Mirador
Además, la actriz se reserva uno de los principales papeles del montaje. Sobre el escenario ha estado acompañada, por un lado, por la expresiva Gloria Vega -quien también es autora de toda la música del espectáculo- y, por el otro, está Maru Mararía, reconocida pianista y encargada de ejecutar todas las melodías en directo, principalmente a través de este instrumento musical.
Todo ello favorece que la atmósfera que rodea al montaje tenga el mismo carácter. En este sentido, se ha conseguido que el tono musical de la Elegía a Ramón Sijé -con la que arranca este biopic teatral- esté en el mismo tono que el Réquiem de Mozart (re menor) y que, en consecuencia, todos los poemas se perciban con estas características. Por todo lo dicho, en este punto podemos concluir que al vibrante trabajo dramatúrgico se suman los numerosos y valiosos temas con los que se musicalizan los poemas. Y, lo más importante: que este engarce funciona. Y funciona muy bien.
En cuanto al apartado actoral, Climent, Vega y Mararía se funden en una sola y las tres intérpretes crean preciosos cuadros escénicos (bravo por el trabajo de la coreógrafa Marta Gómez) en los que las dos primeras saltan de la comedia al drama y del drama a la comedia con gran don en un muy delicado y pausado ejercicio de trabajo actoral -que incluye momentos icónicos muy representativos de la época-, y que pasa también por recrear o mencionar a otros personajes: algún militar, Vicente Aleixandre, Miguel Gila, la mujer de Miguel Hernández, Josefina Manresa, que fue además su principal fuente de inspiración y custodia del legado de su marido, etc.
En cuanto al apartado actoral, Climent, Vega y Mararía se funden en una sola y las tres intérpretes crean preciosos cuadros escénicos
Así las cosas, estas tres grandes intérpretes logran momentos muy emotivos -que pasa por reconocer lo bien que está cohesionado, y por tanto muy trabajado, y lo complicado que es el tratamiento de las emociones, con tantos contrastes entre tantos vericuetos por los que circula el dramedia. En él se reivindica sin ambages la figura del poeta oriolano, autodidacta y de buena familia que no excluye el descubrimiento de otros amores en la vida del escritor, por ejemplo. Que nadie vaya a pensar que Miguel Hernández: El sueño de un poeta es un anecdotario al uso o un sucedáneo de acontecimientos sin más. Muy al contrario, todo eso se queda orillado.
Pero nada de todo lo aquí expuesto funcionaría sin la presencia y razón de su sobrio espacio escénico (prácticamente depurado de lo accesorio que apenas cuenta con dos mesas y tres sillas viejas), su complicado y esforzado trabajo con el diseño de luces (Pilar Velasco) y su espacio sonoro. El dechado de virtudes que despliegan todos los responsables de la parte técnica facilita que el conjunto no solo sea armónico, sino que esté dotado de gran personalidad y estilo propio.
De esta manera, Jesús Cracio -siempre tan atento a los pequeños detalles que conforman un todo y siempre poniendo en pie proyectos a partir de lo que se conoce como el teatro heroico-, revalida su talento como director de escena y como director de actores. Miguel Hernández: El sueño de un poeta es un oasis en el panorama teatral madrileño, se sigue con interés y todas las bondades que se pueden decir de él son insuficientes.
Por último, quiero recordar el esfuerzo que ha hecho Pilar Sancho, la productora, para dar salida a tan maravilloso trabajo. Y la urgencia que existe de llevarlo a todos los centros educativos. ¡Cuánto se agradece darle todo el valor y significado a tan noble autor! Fue entonces cuando la belleza se expresó en total plenitud.
