Calle Ángel Senra. Comienza en Marqués de Figueroa y termina en San Vicente. 39 números. 270 metros. 15007.

Ángel Senra, alcalde y empresario 

“La peatonal”, igual que pasa con A Gaiteira, es como conocen en la zona de Os Mallos-Estación a esta calle que en la placa se dedica a Ángel Senra. Este personaje fue alcalde de la ciudad, de forma muy breve, en 1931. No obstante, siempre será recordado de los empresarios más destacados de la historia de A Coruña. Y es que cuando esta zona se conocía como A Parromeira, Senra levantó aquí una gran fábrica de calzado. Aquella factoría llegó a exportar hasta mil pares de zapatos diarios. Y todo, gracias al trabajo de unos empleados que su jefe trataba con una inusual atención en aquellos años 20.  

De fabricar zapatos a gastarlos en la peatonal 

Si hablamos de pasado, todavía algún coruñés recuerda el cine Alfonso Molina que estuvo entre los años 60 y 80 en el número 10 de esta vía. Pero el cambio que más marcado está en la memoria de los vecinos tiene más que ver con gastar zapatos que con fabricarlos. Se produjo en 2009, cuando Ángel Senra se volvió peatonal. Una medida no exenta de polémica en aquel momento, hasta el punto que el ayuntamiento evitaba en sus comunicaciones hablar de “peatonalización” para optar por fórmulas como “limitar al máximo el tráfico rodado y potenciar la prioridad de los peatones”. Diez años después, hay práctica unanimidad en que, se llame como se llame a lo que se hizo, la calle ha mejorado.

El aspecto de Ángel Senra, tras algún que otro retoque a la configuración inicial ha quedado muy digno: una calle de plataforma única, enlosada, con bancos, árboles y mobiliario urbano. Aunque algunos se preguntan qué pasó con un proyecto de la época de Francisco Vázquez muy singular: un corredor comercial  peatonal entre El Corte Inglés y la Calle Barcelona que incluiría una especie de Ponte Vecchio de Florencia sobre Alfonso Molina.

Comercio variado y muchas terrazas

Con esto de pasear tranquilamente, Ángel Senra es una zona ideal para tomar algo en alguna de sus múltiples terrazas. Hasta nueve bares hemos contado en esta calle.

Aquí conviven ferreterías con solera con varios bazares asiáticos, dos franquicias de cigarrillo electrónico frente a frente o una variedad nada desdeñable de tiendas de moda. Un muestrario de negocios de barrio que resiste como puede a la competencia de los centros comerciales.

Aunque, como pasa en todos los barrios, también hay bajos vacíos o cerrados.

Uno de los establecimientos más singulares es El Caldero de Peltre, una tienda especializada en Harry Potter y otras sagas de ficción. Nos hablan de la tienda en esta entrevista Ana y Delia, sus propietarias

Aparcar, esa quimera 

La peor parte para el comerciante llega, como en toda calle peatonal, cuando tiene que reponer mercancía. El horario de carga y descarga está limitado de 6 a 11 y algunas furgonetas intentan trampear en las esquinas de los cruces del entorno cuando se inicia el toque de queda. Aunque sobre aparcar mejor no preguntar aquí: en toda esta parte de Os Mallos faltan garajes y sobran coches, sobre todo en horario de actividad de los juzgados. 

Los vehículos todavía circulan de forma transversal desde las seis bocacalles de Ángel Senra, pero lo mejor venir aquí en transporte público. Las paradas más cercanas son las de Capitán Juan Varela o la Ronda de Outeiro. Tampoco es extraño escuchar maletas rodar por esta vía en dirección a las estaciones de tren o de bus, que están a un paso.

Ángel Senra se hace mayor

Las buenas conexiones son las ventajas de una calle cuya población se ha hecho mayor, como sus propios edificios. La casa más antigua es de 1930 y la más nueva no pasa de 1990. Ni garajes ni ascensores son bienes con los que cuenten, en general, estos inmuebles.

Pero los vecinos están contentos con una calle familiar en la que, sobre todo en verano, se puede pasear al sol. Este es otro de los atractivos naturales de esta vía animada por momentos pero tranquila cuando debe.