Calle San José: entre vermús y choqueiros - Pateando A Coruña

Calle San José: entre vermús y choqueiros

Calle San José. Comienza en la calle de la Torre y termina entre Atocha Alta y Montroig. 22 números. 100 metros. 15002. 

 

LA CALLE DE LAS MIL PLACAS

La calle San José no tiene que ver con el barrio que recibe este nombre, ni con el centro de salud del Paseo Marítimo. San José es una de las zonas más antiguas de la zona de Atocha Alta. Nos situamos en el entorno de la calle de la Torre, cerca de la plaza de España, para ver una vía estrecha y sin grandes aspiraciones. Aunque tiene sus secretos. Para empezar, San José tiene varios nombres y es la calle con más placas por metro cuadrado en la ciudad de A Coruña. Aquí hay hasta 12 señales azules en las que se honra a ilustres vecinos que hicieron del carnaval choqueiro una de las fiestas de referencia en A Coruña.

Palau, Paredes, Finita son algunos de los personajes que acompañan al Choqueiro primigéneo. César San José Valdés fue el primero en tener su placa personalizada. Camarero en la Cervecería Estrella Galicia, este acérrimo deportivista fue uno de los grandes protagonistas del carnaval cascarilleiro. Dicen que cuando comenzaban las fiestas, él ya llevaba diez días recorriendo las plazas disfrazado. Murió en 2002, y a alguien se le ocurrió rebautizar con su nombre la calle que contemplaba el paso de las comparsas. Lo que empezó siendo una choqueirada, la última del bendito San José, se convirtió en una tradición anual que forma parte de la programación oficial del carnaval herculino.

UNA CALLE DE BARES

Lo que nadie puede negar es que San José es un santo con marcha. La vía está en paralelo a la calle San Juan. Ambas fueron calles de tabernas, y actualmente forman el epicentro del vermú de fin de semana. Podemos comenzar con un Izaguirre en uno de los bares con repisa antes del marisco fresco y de calidad de A Chencha. En COPE Coruña hablamos con su propietario, el percebeiro y hostelero Xulio Montero. 

 

PASTELES Y COPAS

Para terminar, qué mejor que un rico postre de la París. La pastelería de la esquina es una de las de más solera de A Coruña, y sus tartas hacen que algunos domingos y festivos las colas para encargos invadan la calle de la Torre. Al final de la calle, una sala de conciertos y también pub con música alternativa, futbolín y un coche colgado del techo. Su permanencia hace la vida un poco más complicada a los vecinos, que, fin de semana tras fin de semana, tienen que aguantar el peregrinaje de los que acuden a esta zona de Atocha Alta a tomar la última copa y prolongarla en la calle. Los bares son el negocio predominante en esta calle en la que apenas encontramos locales una inmobiliaria, una academia o una tienda de segunda mano.

 

UNA VÍA SIN ESPACIO

En la calle San José el espacio se aprovecha al máximo. Con aparcamiento a los dos lados, los coches que circulan aquí tienen que andar con tiento de no llevarse por delante algún retrovisor del que aparca un poco más lejos de la acera de lo recomendable. La doble fila es impensable cuando apenas cabe la fila única. Los edificios, de seis plantas máximo. La mayoría, sin ascensor. Vemos inmuebles que datan hasta del 1900. Reformados, eso sí.

En el medio, alguna que otra galería convive con casas humildes muy características de Monte Alto. Arquitectónicamente, no es la calle más llamativa de la ciudad, aunque sí resulta curioso el colorido mural que hay en la parte central de la vía, sede de un local social.

ECOS DEL CINE DE BARRIO

Y, si nos fijamos en las paredes, podemos encontrar claras señales de nostalgia. En el número tres vemos unos arcos y una cornisa de colores. Es la misma fachada que tenía hace décadas el Cine Hércules. Esta sala permaneció abierta en esta zona entre los años 30 y los años 70.

Hoy, el hueco de venta de entradas se ha cambiado por un anuncio del negocio actual: una tienda de segunda mano, de compra y venta de todo tipo de artículos. Lo que son las cosas. Dentro seguro que podemos encontrar casi tantas películas como las que se proyectaron en casi 40 años de vida. Pero nada se puede comparar al ambiente de fiesta que suponía cualquier nueva sesión en este genuino cine de barrio.

El cineasta y miembro de la Academia de Cine, Ignacio Benedeti, contaba a COPE la historia del Hércules: 

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