El síndrome del dependiente de Ortega y Gasset
Es la calle madrileña de las tiendas de lujo, la denominada ‘milla de oro’, a la cual acuden los famosos para hacer ‘shopping’. Y ahora, son los mismos dependientes los que tienen aires de ‘celebrity’.
No lo digo yo, Dios me libre. Lo dicen mis amigos extranjeros, que han pasado por la capital española en los últimos meses. Los que se han recreado en un poco de ‘shopping’ por la calle del lujo, me han comentado que se han sentido ignorados, ninguneados, a veces hasta ofendidos. Prefieren comprar en París, dicen, lo que ya es el colmo.
Antes los dependientes franceses eran famosos por ‘esnobear’ a los turistas, pero hoy los españoles parecen tener la misma mala fama. Recuerdo una leyenda urbana que circulaba entre las señoras bien del barrio de Salamanca de Madrid. Contaban que una señora adinerada y conocida había acudido a una boutique de Lista (como se llamaba antes la calle) en chándal y deportivas. La dependienta que se acercó a ella no la reconoció, por el atuendo tan ‘sport’ que llevaba, y se negó a enseñarle ninguno de los artículos por los cuales preguntaba, con esa forma ‘educada altiva’ que tan bien se le daba a la dependienta que no quiso atender a Julia Roberts en ‘Pretty Woman’ («no tenemos», «está agotado»).
La clienta se quejó al director de la tienda y todos los dependientes de la calle aprendieron del error. «Atenderás a todas las clientas con bambas, porque pueden ser una Koplowitz sin maquillar». Era como la moraleja de una fábula de La Fontaine, en versión ‘fashionista’. No por llevar bambas quería decir que tu tarjeta no fuera platino.
En parte, las gracias se las tenemos que dar 1) a los diseñadores de lujo que han apostada por la ropa ‘sport’ desenfadada y 2) a los deportistas de élite que compran en las tiendas de lujo. Ahora puedes entrar con botas Ugg, con zapatillas Nike, con ‘flip flops’ o con un chándal de cachemir de Loro Piana, y nadie te mira mal.
Pero el problema ahora es otro… y los culpables son los mismos que nos libraron del primero. De tanto entrar ‘celebrities’ en las tiendas y tratar con los dependientes de tú a tú, algunos dependientes se creen amigos de las ‘celebrities’, o peor aún ‘celebrities’ a secas, y pasan de los clientes ‘normales’. Así mis amigos extranjeros siguen sintiéndose ninguneados, y sus visa platino también… de esta forma no hay quien salga de la crisis.