Crónicas desde mi sofá - Léxico fashionista

Crónicas desde mi sofá

Podía ser el título de un libro de autoayuda, pero en verdad es la realidad de mi fin de semana, escribiendo sobre la New York Fashion Week. La tormenta Nemo me dejó tirada en la T4 de Barajas y por lo tanto no pude ir a cubrir los desfiles in situ como otras temporadas.

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Al principio lo pasé mal, pero mi amigo y compañero José María Carrascal se rió ante mi desolación. Para animarme me contó una anécdota histórica curiosa que me hizo olvidar mi pena. Al parecer, durante la guerra Ruso-Japonesa, un director de periódico de la época, le encargó a uno de sus colaboradores habituales que se dedicara a tiempo completo a comentar sobre el conflicto. ¿El pequeño detalle? El periodista no viajaría a la zona de guerra, se quedaría en Madrid, encerrado en su casa. Un enviado especial a su propio salón. Como yo, pero sin internet.

 

ana-urena-carrascal(1).jpgFOTO: con José María Carrascal y su nuevo libro «Batalla por Gibraltar», en un salón en el cual no nos importaría nada instalarnos para hacer las crónicas.

Dicho periodista estuvo tres meses escribiendo sobre el conflicto, usando datos sacados de libros especializados sobre la geografía de la zona y la información que llegaba a la redacción a través de los cables (lo más parecido a lo que hoy llamaríamos teletipos). Los únicos que sabían que relataba todo sentado cómodamente en la mesa de su casa, eran el director y el jefe de sección. El resto del mundo le hacía tomando apuntes en un lugar remoto de oriente, con un casco puesto.

156570524514789668GxpsvMBgc.jpgFOTO:nada como ver los desfiles desde la comodidad de la cama. La foto es del blog de decoración Pantaleon y las decoradoras.

¿Si este hombre pudo escribir sobre la guerra Ruso-Japonesa desde su salón, cómo no iba a poder escribir yo sobre unos desfiles de moda de Nueva York? Mis cables: Instagram, Twitter, el live-stream de la Mercedes Benz Fashion Week y el Whatsapp que me permitía comunicarme en tiempo real con mis compañeros que estaban en el «backstage». ¿La experiencia? Distinta. Mi sofá se convirtió en la «front row» más cómoda de la historia. No hace falta pensar en tu «look», (por el cambio de horario estaba enfundada en mi pijama), nadie te empuja ni te quita tu sitio y llegas a tiempo a todos los desfiles. Dicho esto, la temporada que viene, prefiero hacerlo de la forma tradicional, desde Nueva York, si la meteorología me lo permite.

Ahora toca la Mercedes Benz Madrid Fashion Week… ¿Me pregunto si me dejarán hacer la crónica desde mi cama?

 

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