Julie Gayet: o cómo nunca hay que fiarse de una mujer con zuecos
Valérie Trierweiler lo tenía que haber visto venir. Todas las señales estaban ahí. A parte de la más evidente, que es esa de «Todo lo que das, la vida te devuelve» (por eso de ser presuntamente la amante de François Hollande cuando él todavía estaba sentimentalmente involucrado con Ségolène Royal), había más indicios de que Julie Gayet no era de fiar. Y estos eran puramente sartoriales. Cualquier fashionista la hubiese cazado.
El primero es enfundarse en una bolsa de basura que se hace pasar por un vestido de Lanvin. Si ella misma cree que es basura, es que no tiene la conciencia tranquila.
El segundo es el uso de un calzado atípico, porque ni está de moda ni sienta bien. Nos referimos a los zuecos. Como inciso, solo decir que el tema de los Crocs es debatible para algunos (aunque para mí no) ya que justifican su uso por razones del hábitat en el que viven y la labor que están llevando a cabo. Y me refiero a Frank de la Jungla. Pero no hay debate que valga para justificar el uso del zueco puro y duro. El zueco es antiestético y punto.
¿Qué hace Julie Gayet usando zuecos? ¿Acaso tiene sabañones en los pies? Con todos los zapatos favorecedores que existen en el mercado… Mi teoría es que lleva zuecos por si tiene que salir corriendo (ella sabrá por qué, ahora Valérie también). Se los puede quitar y desaparecer como Usain Bolt. Como las zapatillas son demasiado informales para un evento y las bailarinas son demasiado planas y necesita un poco de altura… solo quedaba la opción de los zuecos.
Para rematar, Gayet pide paz, porque lo de señalar su victoria todavía sería prematuro digo yo.