La foto de Fernando de Haro: "En el final está el principio y en el principio está el final"

La foto del día de Fernando de Haro.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Foto de un atardecer. Foto de un atardecer en un bulevar sin árboles, un paseo abierto, ancho, con los bloques de pisos respetuosos que dejan espacio a que la gente ande y se mire. Paseo despejado con una línea de fuga infinita, con un horizonte muy lejano: se alarga la mirada para poder llegar hasta la fuente de luz que, al fondo, muy al fondo, da forma a las sombras, a la fuente de luz que incendia el atardecer. Sobre el paseo dos guirlandas de decoración navideña que caen lánguidas, casi inútiles. Muy al final de la foto un oro incandescente, líquido, una fusión de helio rubio. Y luego una bóveda de nubes. Nubes que primero son rosas como el rubor en las mejillas de una niña que ha empezado a crecer, luego se vuelven casi rojas, casi púrpuras, casi malvas, casi azules. Al fondo un ascua vieja de una chimenea con la hechura del horizonte, luego leño de encina que caldea el universo y luego las cenizas sin muerte, de un gris alegre. Los paseantes, sombras sólidas, caminan sobre un empedrado convertido en un albufera de flamencos. Van todos hacia el ocaso, hacia el final. Pero no pierden nada con la jornada que termina. Avanzan hacia el crepúsculo sin cargar con derrota alguna. Bajo una bóveda inflamada, la fiesta con mil colores de lo que se acaba pero no se termina, de lo que se termina pero no concluye, de lo que concluye pero no remata, de lo que remata pero reabre, en el final está el principio y en el principio está el final.