Sor Veronique Margron: «Tengo la sensación de estar ante un tsunami que reduce nuestros esfuerzos a la nada»

La presidenta de la Conferencia Francesa de Religiosos admite su decepción tras la confesión del cardenal Ricard de un «comportamiento reprobable» en el pasado con una menor

Sor Veronique Margron: «Tengo la sensación de estar ante un tsunami que reduce nuestros esfuerzos a la nada»

Redacción Religión

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La presidenta de la Conferencia de Religiosos de Francia (Corref), Veronique Margron, se reconoce frustrada y decepcionada por los últimos escándalos de abusos sexuales desvelados con el clero como protagonista. El último se produjo ayer lunes 7 de noviembre, con la confesión por parte del arzobispo emérito de Burdeos y expresidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Jean-Pierre Ricard, de un «comportamiento reprobable» sobre una menor de 14 años hace décadas, cuando era sacerdote. Hace unas semanas los católicos franceses se vieron sobresaltados también por otro deleznable escándalo, este con el hoy obispo emérito de Créteil Michel Santier como autor confeso. La Conferencia Episcopal gala está celebrando en Lourdes su asamblea plenaria de otoño. El encuentro se clausura mañana.

Sor Veronique confiesa su decepción en declaraciones al medio católico La Vie. «Estoy mal. Ya no sabemos muy bien cómo llamar a las cosas. Ya no podemos encontrar las palabras. Pienso en todas estas mentiras acumuladas, en la víctima… No puedo evitar preguntarme si los hechos están prescritos; si la víctima hubiera podido obtener justicia real si hubiera hablado antes... ¿Qué pasaría si...? Todo esto me está partiendo por dentro. Pero, ¿qué está pasando? ¿Qué nos sucede en la Iglesia? Jean-Pierre Ricard fue dos veces presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, cardenal, elector del Papa… Pero ¿cómo podía aceptar estos cargos? Y, por supuesto, está esta pregunta persistente: y ahora, ¿qué hacemos? Más allá de los trámites que ya se han puesto en marcha, ¿qué debemos hacer? En la vida religiosa pienso en aquellos superiores que minimizaban, escondían los abusos, que no querían ver la gravedad de la situación: eran ingenuos, ¡pero la ingenuidad nos hace culpables! ¿Se puede decir lo mismo de la solidaridad episcopal, de lo que se llama con tan hermoso nombre comunión? Y Dios sabe que es un nombre hermoso... pero ella está destrozada por esa realidad».

«Nos duele en lo más profundo de nosotros mismos»

Veronique Margron fue una de la receptoras, en calidad de presidenta de la Corref, del informe de la Comisión Ciasse, elaborado a petición de la jerarquía católica por un grupo de expertos para fijar las políticas de prevención, reparación y sanación de los casos de abusos a menores en el seno de la Iglesia.

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Cardenal Ricard, arzobispo emérito de Burdeos.

«Las revelaciones de violencia sexual en la Iglesia son terriblemente violentas», dice a La Vie. «Nos duele en lo más profundo de nosotros mismos, en nuestra fe, en lo más profundo de nuestros compromisos, que tratamos de cumplir año tras año. Es la totalidad de uno mismo la que se ve afectada por esta violencia. El sentimiento de traición es intenso», insiste. Y añade: «Nuestro único objetivo es hacer todo lo que podamos por el trabajo de la verdad real... y obviamente todavía estamos muy lejos de la realidad. Pienso en todos los miembros de los grupos de trabajo, del Inirr (Autoridad Nacional Independiente de Reconocimiento y Reparación) y de la CRR (Comisión de Reconocimiento y Reparación), todas aquellas personas de buena voluntad que dedican mucho tiempo a trabajar en reformar la Iglesia, y quién debe estar preguntándose cuál es el punto. Nosotros que tratamos de escuchar a las víctimas todo el tiempo, ¿cuál es el punto? (Se le tensa la voz) Éric de Moulins-Beaufort [presidente de la Conferencia Episcopal] está muy comprometido contra los abusos en la Iglesia. Realmente creo en lo que dice, en su valentía, en su abnegación… Tengo la sensación de estar ante un tsunami que reduce constantemente nuestros esfuerzos a la nada. Este es el mito de Sísifo».

Interrogada por el hecho sin precedentes que supone que un cardenal admita un caso de abusos, la presidenta de los religiosos galos se muestra muy crítica y pide que se aclare la verdad. «La verdadera bomba no es que hable, ¡es lo que hizo! Y el término “mala conducta” está sujeto a muchas interpretaciones. Significa todo y nada. ¡Hay que matizar de qué estamos hablando!», exige. Y concluye: «Me cuesta mucho decirlo, pero sinceramente pienso que ya no podemos creer la palabra de los autores. Jean-Pierre Ricard dijo eso, pero él es el culpable. ¿Cómo estar seguro de que no hubo otras víctimas, otros actos? ¿Cómo creerlo? Esto es lo que debemos aprender de estos horrores: extremar siempre la cautela, la moderación».

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