Evangelio del 9 de marzo: "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados"

Evangelio de este lunes, 9 de marzo: San Lucas 6,36-38

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Lectura del santo evangelio de hoy según san Lucas 6,36-38

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel 9,4b-10

¡AY, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos!

Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.

Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.

Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.

Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

Salmo

Sal 78,8.9.11.13

R/. Señor, no nos trates

como merecen nuestros pecados

V/. No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;

que tu compasión nos alcance pronto,

pues estamos agotados. R/.

V/. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,

por el honor de tu nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados

a causa de tu nombre. R/.

V/. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:

con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R/.

V/. Nosotros, pueblo, ovejas de tu rebaño,

te daremos gracias siempre,

cantaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.

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