Un día entre barcos en el Pantano de San Juan

"Una pasada", "una experiencia única". Pasamos un día entre barcos con dos expertos en náutica: Raúl Arrabal de Timeboat y Marco Fernández de Alairo.

Javier MartínezVirginia Areños

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"Buah, es una pasada". Así, sin pensarlo, contesta Raúl Arrabal, socio de Timeboat y gerente de Alairo, cuando le preguntamos qué es navegar para él.

"Soy un enamorado del mar. Es una sensación única", nos dice Marco Fernández, dueño de Alairo, cuando le hacemos la misma pregunta.

Raúl tiene 32 años y hace unos cuantos decidió montar un negocio de náutica con un amigo. Tenían claro lo que querían: "Acercar el placer de navegar y disfrutar de un barco a quienes piensan que no pueden permitírselo. Es verdad que hay que hacer un desembolso, pero, dependiendo de lo que quieras y para qué lo quieras, no tiene porqué ser tan alto como muchos creen".

Siguiendo su objetivo, esta empresa -ubicada en Villanueva del Pardillo (Madrid)- cumple con "tres cometidos principales" que enumera: "Compramos embarcaciones que ponemos a la venta una vez reparadas -pintura, motor, tapicería, electricidad, mecánica...-, llevamos el mantenimiento de barcos que ya tiene dueño y están atracados en el Pantano de San Juan, y asesoramos a quienes no tienen barco pero quieren uno".

Marco hizo de su pasión su modo de vida. Una empresa dedicada a la náutica de recreo -de vela y motor-, y todo lo relacionado con el mar, en Las Rozas (Madrid): "Parece una locura dedicarse a los barcos en una ciudad que no tiene puerto, pero todo tiene su explicación".

¿Un empresa de náutica en Madrid? ¿Por qué navegar engancha tanto? ¿De verdad qué puedo permitirme tener una embarcación?

"Esa sensación de libertad, haga sol o no, del viento rozando tu cara, de disfrutar de la naturaleza... también puedes tenerlas en un pantano". Raúl se refiere al pantano de San Juan, en Madrid. Nos damos un paseo con él y descubrimos uno de los embalses de la Comunidad en el que está permitido el baño y las actividades acuáticas a motor. A 70 km de la capital.

Un lugar donde puedes nadar y tomar el sol, que siempre está controlado por socorristas como Jorge: "La afluencia en los días de diario es menor que el fin de semana pero siempre hay gente en cualquiera de las playas y más desde que a una de ellas le dieron la bandera azul".

Este socorrista de Cruz Roja, tiene 12 años de experiencia, y este año es la primera vez que ejerce su trabajo en un pantano: "Hay socorristas en todas las playas, nos comunicamos por 'walkie talkie' para saber cómo están las cosas y pedir ayuda, tenemos una zodiac, contacto directo con nuestros enfermeros... Todo está calculado para garantizar seguridad y yo estoy muy contento de trabajar aquí".

Niños en piragua, excursiones de colegio, familias que se acercan a darse un chapuzón, armadores que se evaden de su rutina en su barco o jóvenes que recuerdan su niñez: "Siempre hemos venido aquí con nuestros padres y nos apetecía volver ahora que ya estamos de vacaciones. Aprovecharemos para comer y también para meternos en el agua un rato". Así es el pantano de San Juan.

Marco no se olvida de nuestra pregunta ¿una empresa náutica en Madrid?: "No estoy loco, no. La mayoría de las personas que tienen barco en la costa viven y trabajan en Madrid. Nosotros damos soluciones a los armadores para que cuando vayan a navegar lo tengan todo listo. Es cierto que hay tiendas de proximidad en la costa que resuelven los problemas locales y puntuales. Aquí la gente viene a buscar soluciones a largo y medio plazo".

Mientras Raúl apostilla: "Es bastante normal que quien tiene un barco en la costa, tenga otro más pequeño en el pantano. Navegar engancha".

Dos medios distintos que se complementan. "¿Primero pruebo con un barco en el pantano y si me gusta, me hago con otro para navegar en el mar?" O bien, "cómo no puedo ir a navegar a la costa siempre que quiero ... tengo que hacerme con un barquito más pequeño para el pantano"

Fernández, que se dedica también a la distribución de barcos nuevos, asegura que el perfil del armador es muy variado: "Hay que intentar responder a las expectativas de las personas. Hay quienes navegan muy bien y son meticulosos y otros que navegan bien pero les importa menos el orden. Hay que atender a los dos perfiles".

Raúl nos enseña los barcos que tienen en Timeboat y nos confiesa que tiene debilidad por uno de ellos: "Tiene una historia muy bonita, porque es un barco que apenas se ha utilizado en el agua. Lo fabricaron en el año 79, navegaron con él un par de meses y lo metieron en una nave hasta 2005. En 2005 lo recuperaron los nietos, lo usaron un par de veces, y después de esa utilización lo compré yo en 2007".

"La gente no está acostumbrada a que se vendan barcos en Madrid, pero la gente que conoce la náutica sabe que donde más barcos se venden es en Madrid. Muchos armadores viven en Madrid y tienen su barco en la playa y un segundo barco en Madrid para cuando sacan un ratillo para navegar."