Los inicios de Sandra Sánchez: “Tuve que chantajear a mis padres para poder hacer kárate”
La talaverana está considerada la mejor karateca de la historia en la categoría femenina
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'Yo y Mi Mundo' se ha trasladado al Centro de Alto Rendimiento Deportivo ubicado en Madrid, a una media hora en taxis del edificio del Grupo COPE. El centro deportivo es un laberinto, una ciudad donde caben todos los deportes (judo, natación, atletismo, bádminton), donde entrenan algunos de nuestros deportistas más reconocidos, como Carolina Marín (Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de bádminton) o Sandra Sánchez, considerada la mejor karateca de la historia en la categoría de kata femenino, tras haber ganado cinco veces consecutivas el Campeonato Europeo y proclamarse campeona del mundo el pasado mes de noviembre.
'Yo y Mi Mundo' ha tenido la oportunidad de asistir al tatami (suelo de origen japonés sobre el que entrenan los karatecas) donde entrena Sandra Sánchez. Es talaverana, tiene 37 años, pero los éxitos no comenzaron a llegar hasta bien cumplida la treintena. Un caso atípico, si tenemos en cuenta que los deportistas más laureados tienen en su hoja de servicios numerosos títulos desde edades tempranas. El caso de Sandra es un ejemplo de esfuerzo, tesón, lucha y no rendirse hasta el final.
Con los éxitos, por cierto, comenzaron a llegar también las entrevistas, pero nos confiesa que ya no le asustan, aunque guarda aún mucho respeto a las cámaras: “me pongo nerviosa, me cuesta un poco, pero es muy bonito vivir todo esto, da más visibilidad al kárate. Está siendo un momento muy dulce.”
Los inicios de Sánchez en el mundo del kárate se remontan hace más de treinta años, con unos cuatro añitos. Reconoce que tuvo que chantajear a sus padres para que le apuntaran a clases junto a su hermano mayor: “mis padres no querían apuntarme, y sé que lo hicieron con su buena voluntad. Cuando cogí la rabieta llegó un momento en el que mis padres, por no aguantarme, me apuntaron. ¡Así me callaba!”, confiesa Sandra entre risas.
Su afición nació, como suele ocurrir en las edades tempranas, a través de la televisión. Concretamente por la serie de dibujos animados 'Bola de Dragón', que tanto ha marcado a la generación de los ochenta y los noventa, y que tanto nuestra protagonista como su hermano veían en su casa. Por aquel entonces, tan solo eran dos chicas en clase de kárate. A día de hoy, asegura Sandra Sánchez, el porcentaje está más equilibrado.
La campeona mundial de kárate inició así un periodo de aprendizaje durante su infancia, y que pudo truncarse en la adolescencia, periodo de cambios y, en ocasiones, de crisis de identidad, de las que no fue ajena Sandra: “era ya la etapa en la que mis amigos empezaban a echarse sus primeros novios, a salir... y claro yo apenas podía porque tenía que entrenar. En esos momentos dudaba, pero mis padres estuvieron firmes. Me amenazaron con desapuntarme no solo de kárate, sino también de inglés, de baloncesto... ¡todo lo que me gustaba!”
Así las cosas, nuestra campeona decidió seguir adelante, pero los éxitos aún quedaban lejos.