Un barco único, un tesoro y una decisión política
España guarda en sus aguas uno de los secretos de Estado mejor guardados desde hace siglos, equiparable a la tecnología que envía cohetes al espacio
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En la bahía de Mazarrón, en Murcia, está sumergido el único barco fenicio del mundo que se conserva completo, con sus aperos y su carga. Un “consejo de sabios” vela para que esta joya , construida hace casi 3 mil años se conserve tal y como fue encontrada hace 25 años. Es la piedra roseta de una cultura que creó el alfabeto y la moneda y que fue potencia mundial surcando los mares. Será una decisión política, basada en informes técnicos la que sentencie el futuro de este patrimonio. El gobierno de España y el de la Comunidad Murciana han aunado voluntades para, en unos seis meses, tomar decisiones sobre el pecio.
“Llevaba dos capas de alga posidonia muerta, una de ellas muy gruesa que selló perfectamente el barco. Cuando la retiramos fue como si rompiésemos el sello de la tumba de Tutankamon. Entré y fue una sensación muy bonita: mira esto no lo ha visto nadie en 2.700 años y yo soy uno de lo pocos afortunados que tiene la posibilidad de verlo”.
Imagina vivir un momento así...hace 24 años, el químico y buceador profesional Juan Luis Serra formaba parte de un equipo de expertos que encontraron sumergido en aguas de Mazarrón, en Murcia, un barco que llevaba casi 3 mil años oculto y que guardaba un secreto buscado buscado durante siglos por muchas civilizaciones. Una prueba de carbono 14 a esas algas que menciona Juan Luis determinó la antigüedad del barco.
En esas aguas había aparecido el cascarón de otro barco similar, que contaba muchas cosas, pero que dejaba también incógnitas, grandes interrogantes. Así que Ivan Nergueruelas, el director del museo de arqueología subacuatica de Cartagena, tomó una decisión “los 72.000 metros cuadrados de la bahía se prospectaron palmo a palmo. Eso no se había hecho nunca en ningún sitio del mundo, y fue lo que permitió encontrar el segundo barco. Afloraba solamente lo que es el dedo pulgar de nuestra mano. Eso en el fondo del mar jamás lo hubiese visto nadie, si no fuera por la meticulosidad del proyecto de prospección microespacial. . El buzo tocó la madera se dio cuenta de que estaba fija y empezó a retirar la madera y apareció la nave totalmente completa y en posición de navegación”.
Y sí, cuadrícula a cuadrícula apareció el único barco fenicio que existe en el mundo completo, con toda la ingeniería y la ciencia que esta civilización aplicó y que maravilló al mundo. 2.700 años guardó el mar su secreto, ahora al descubierto. Rocío Castillo, buceadora profesional y arqueóloga, está en el proyecto desde 2008 “Era un secreto de estado. En aquella época la tecnología, la arquitectura naval, un buque, es similar a una nave espacial hoy en día, donde se vuelca todos las innovaciones tecnológicas de la época. En ese momento la tecnología de los fenicios que eran los grandes navegantes, habían circunvalado Africa, era un secreto de estado, incluso los romanos se preguntaban cuales eran sus conocimientos. Homero describió los barcos fenicios, pero no había un testimonio arqueológico, real, físico, que documentara eso y por primera vez lo tenemos”.
Podemos comparar este barco con las cuevas de Altamira, como un hecho único que nos habla de la antigüedad, de un pueblo además que ha dejado poco rastro . Los fenicios eran originarios de lo que hoy es el Líbano. Vivían rodeados por Egipto, Mesopotamia y lo hiítas, en una tierra poco fértil, así que se dedicaron al comercio y fundaron colonias litorales. Los griegos los llamaron así porque utilizaban un tinte para sus ropas rojo púrpura, que obtenían de un escarabajo. Era carísimo y muy demandado. El nombre deriva de ahí. Inventaron el primer alfabeto, antes que los griegos y también la moneda. Y en una de sus ciudades, Bilbo, se hizo la primera biblia con papiros.
El Mazarrón II es un barco pequeño, de cabotaje. Llevaba tres toneladas de plomo ya tratado para extraer la plata, un proceso que los fenicios dominaban. Estaban hasta los cabos con nudos marineros usados todavía en la actualidad por las gentes del mar. Las maderas usadas en su construcción están intactas bajo el mar y también los objetos que usaban para ensamblarlas. Y había objetos que nos permiten imaginar que estaba tripulado por dos hombres, “encontramos en el pecio-explica Iván Negueruela- un ánfora para agua, una expuerta de esparto con asa de madera que contenía un saquito con semillas, y un molino de mano de los que llamamos prehistóricos. Suponemos que estos dos marineros irían desde Mazarrón hacia Cádiz, o a Ibiza , a Cartago o a Málaga, caboteando. Por la noche metían el barco en la orilla: como podían tiraban de la barcaza para llevarla a la playa, quitaban el mástil y la vela y allí molían el trigo, hacían fuego una hoguera ,como hacen hoy en día todavía los Beduinos en el desierto, y echaban la harína recién molida para hacer un pan ácimo, sin levadura, similar al Kebac”.
Durante año y medio se estudió detalladamente el pecio. Los objetos que guardaba están en el Museo de Arqueología Subacuática (ARQUA) que además muestra una réplica exacta. La nave permanece sumergida a dos metros y medio de profundidad en la bahía ,protegido desde el año 2.000, por una caja fuerte de hierro que puede abrirse para acceder a él. Y hay un equipo de expertos que lo cuida desde distintas disciplinas. Juan Luis Serra se encarga de la conservación de la madera que “es tan delicada, que a veces la tocas y se deshacen, son como la ceniza de un cigarrillo que dejas consumir. En el ARQUA hemos trabajando bastante para encontrar procesos que la consoliden. Son métodos para consolidar in situ la madera paras poder extraerlos con cierto éxito. Si no lo hacemos así, se destruirían con total seguridad”.
Otro experto que vela por la buena salud del barco fenicio es el ingeniero experto en mareas Miguel Angel Losada que estudia los procesos litorales. “hace 200 años hubo un deslizamiento que desplazó el pecio. No sabemos si el origen fue un terremoto o fuertes tormentas, pero es muy importante descubrirlo, porque el lugar en el que se hundió el barco es un yacimiento arqueológico importante, el pecio es solo la punta del iceberg. Conocer como ha evolucionado la costa sobre todo en los últimos 250 años es un punto clave para saber como gestionar un yacimiento que está sumergido pero que tiene gran importancia” . La mano del hombre también ha hecho de las suyas en el último siglo: un vertido de una mina, una canalización de agua, la construcción de un puerto deportivo y de un dique para preservar las casas de la Isla han modificado radicalmente ese tramo de costa, nos cuenta Miguel Angel Losada.
El yacimiento es competencia ahora mismo de la región de Murcia. Hace un par de meses se produjo cierta tensión porque querían sacar el pecio a la superficie, por encima de todo. Una reunión en el ministerio de Cultura puso fin a la polémica y se han dado algún tiempo más para determinar el futuro de la embarcación. Para Rocío Castillo, es fundamental mejorar la estructura de protección, porque “el enfermo no está en la UCI pero está delicado”. Para Juan Luis Serra además “teniendo en cuenta que el suelo de la bahía está desapareciendo, cada vez está más bajo y las estructuras más altas respecto al lecho marino, hay que disponer un sistema de retención de arenas in situ, unas pantallas que pueden ser móviles, que retengan la arena bajo el pecio”. Otro reto al que se enfrentan es la inexorable subida del mar , que hay que prever explica Miguel Angel Losada, que teme otro aspecto, “si se le da prioridad al yacimiento y no al urbanismo, el yacimiento tendrá futuro. Si por el contrario seguimos alterando y modificando la dinámica marina, lo que prevalecerá es la necedad humana. La economía es muy interesante pero no es el parámetro principal de la especie humana, y menos en el sistema tierra. Ese conjunto de especie humana, sociedad, tierra, conocimiento, futuro, debe prevalecer en estas condiciones sobre el sistema económico”.
Una decisión política será la que decida el futuro del Mazarrón II, que para su Iván Negueruelas, debería permanecer sumergido y vigilado hasta que tengamos la tecnología necesaria para emergerlo sin que se dañe ni un 1%, para que dentro de dos mil años siga contando cosas, y desvele una de las incógnitas que nos señala Iván Negueruelas “¿por qué los fenicios no recuperaron la valiosísima carga que estaba hundida tan solo a 3 metros de profundidad y a escasos 80 metros de la costa?”.