El “buen rollito” y el “boca a boca a boca”: las claves del éxito de los festivales de música
La promoción es una de las partidas grandes de gasto y el universo internet se erige como un aliado impagable
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Como el turrón por Navidad, el sol atrae uno de los fenómenos musicales que cada año cobran más fuerza y más seguidores: los festivales de música. Los hay de todos los colores y para todos los gustos: desde el reagee hasta el rock pasado por la música indie, el flamenco o el jazz. Y los hay muy eclécticos, con estilos distintos. ¿Qué tienen los festivales para hacer público fiel? ¿Cómo se organiza un macro evento de estas características? ¿Cuales son las cifras?
Las últimas, las de 2017, arrojan que la recaudación de los festivales de música supone algo más de la mitad de lo que los promotores ingresan por la música en vivo. El viña rock, el primavera sound, el download, el Bilbao BBK live, el starlite, el sónar, el arenal sound o el FIB, son los eventos preferidos para personas entre los 16 y los 40 años.
Así se gesta por ejemplo el Festival Internacional de Benicasim, que está cumpliendo ya 25 años. Son 4 días que reúnen a 150 mil personas en un municipio que tiene 17 mil habitantes. Aldo Linares, uno de los organizadores, nos recuerda que nació en la sala Maravillas de Madrid, entonces el tempo de la música indie. “Los hermanos Morán querían traer a nuestro país música que tenía fans pero que no podían ver a sus grupos en nuestro país. Fue una cosa de fans buscando hacer algo especial. Fue una idea cargada de riesgo y emoción", ha dicho.
Entonces no había tradición de festivales en España, así que, la imaginación fue el mejor aliado de los organizadores. Tampoco había dinero para imitar lo que se hacía fuera. Nació modesto y fue creciendo, con el apoyo de las instituciones y también de las empresas de organzación de eventos a las que tocaron. El FIB es un ejemplo de cómo se monta un festival de música, porque en la mañana de fin de semana nos hemos propuesto explicarte los pasos y el trabajo que supone organizar un macroevento de estas características. Da trabajo de forma directa a 1.200 personas: hay que contar con servicio médico, de seguridad, restauración, zonas de reposo, varios escenarios, transporte...
Pero no solo implica al recinto. También fuera. Las instituciones su vuelcan: los supermercados y los hoteles y camping de la zona, rebosan y el resto de los hosteleros acomodan sus negocios para atender una demanda masiva antes y después del festival. En este caso son 4 días pero hay un antes y un después. En definitiva: la contratación supone un intcremento entre el 20 y el 30% más que durante el resto del año, nos explica Luis Bas, un heladero del centro de Benicasim. Nos contaba, por cierto, que al ser británicos el 55% de los asistentes al FIB, se pertrecha con helado de nata y chocolate.
Montar un festival además de complicado es muy caro, porque las exigencias técnicas son mayores cada año y porque hay que dar buen servicio a los asistentes, que pagan un abono que ronda los 150 euros para disfrutar sin problemas. Hace 25 años los festivales de músicas se promocionaban con el “boca a boca” y el apoyo de los medios de comunicación y de los fans. Hoy en día la promoción es una de las partidas grandes de gasto, y el universo internet se erige como un aliado impagable.
¿Por qué los Festivales de Música tienen tanta aceptación? La respuesta de los fans es unánime: el buen rollito.