Elena del Rivero cose almas con perlas en “el archivo del polvo”

El atentado del 11 S dejó el espacio lleno de polvo y papeles que  ha convertido en una monumental obra

Elena del Rivero cose almas con perlas en “el archivo del polvo”

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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Entramos y en la antesala nos recibe con un golpe de desasosiego. La oscuridad arropa las pantallas en las que se proyectan parte de las 80 horas que Elena del Rivero grabó tras el dramático atentado. Suena atronador el sonido de las excavadoras. Son los trabajos de limpieza de la zona cero y la que ella misma hizo en su estudio cuando le permitieron volver. Miles de papeles tapizaban la estancia.

La artista los limpió del polvo tóxico y los guardór. Un día sin saber muy bien porqué, comenzó a coserlos en en 20 metros de una rica tela, con perlas y creó Chant, la obra central de “el archivo del polvo”, la que nos encontramos en el espacio central de la nave, iluminada desde arriba, imponente. Fue algo no premeditado, confiesa la artista a COPE “curiosamente recogí casi el mismo número de papeles que vidas se cobró el atentado. Los papeles representan almas, porque son papeles que tenían los trabajadores en sus manos, en sus archivos, y hay muchos nombres que yo borré que son de gente que murió. El un monumento funerario, es un canto, es una plegaria, una oración”.

Al principio no fue capaz de darle forma y conforme los iba limpiando y catalogando iba dándole forma “transcurrieron muchos momentos de duda y al final me quedé con esta forma, la más sencilla: coser papeles a 20 metros por cinco de tela, y colgarlos de una barra. Era un telón. A veces lo más sencillo es lo más profundo, lo más honesto. Quería el artificio mínimo”. Normal. La obra tiene la fuerza de los que ya no están.

Elena del Rivero es una de nuestras artistas contemporáneas más internacionales. Tiene obras en el Museo reina Sofía, en el MoMa o en el Metropolitan de Nueva York. Su estudio que es a la vez casa estaba frente a la torre sur, en el 125 de Cedar Stweet, “cuando yo subo pro primera vez a mi estudio y veo a los aviones en las Torres gemelas, entre en un ataque de pánico, siento como una convulsión. Empiezo a no poder dormir, a no poder hacer nada, y caí enferma emocionalmente. Mueren mis vecinos. Yo iba todos los días a tomar café a la rotonda de las torres gemelas. Me compraba el café y me sentaba a leer el New York Times mientras pasaban, y había muchs que eran amigos míos...me conmocioné. Era mucho más que miedo”.

Chant ya ha estado en Nueva York pero la nave 21 del Matadero de Madrid, se ha convertido en un homenaje a las víctimas del atentado que cambió el mundo: dos hornacinas guardan el polvo mortal que dejó a su paso aquel huracán de terror. Los sonidos, el olor, las fotos, los planos, los documentos, los videos, los discursos ...todo es una puesta en escena brutal sobre los efectos de la violencia, la guerra y la desolación contado en primera persona, un “yo lo vi” como el desastre 44 de Goya, que sirvió de inspiración al comisario de la muestra, Mateo Feijoo. Una experiencia para sentir con la cabeza y pensar con el corazón.