TEMPORADA ALTA

El caso del asesino Romand inspira una reflexión sobre las apariencias

El caso del asesino francés Jean-Claude Romand, que asesinó en 1993 a su familia antes de que supiese que toda su vida era una farsa, ha inspirado al director Julio Manrique una reflexión sobre el demonio de las apariencias con la que se ha inaugurado la 31 edición del festival Temporada Alta.

Agencia EFE

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El caso del asesino francés Jean-Claude Romand, que asesinó en 1993 a su familia antes de que supiese que toda su vida era una farsa, ha inspirado al director Julio Manrique una reflexión sobre el demonio de las apariencias con la que se ha inaugurado la 31 edición del festival Temporada Alta.

La pieza es una adaptación del libro de Emmanuel Carrère, "L'adversari" en su traducción al catalán, el primero de no ficción de su bibliografía, en el que repasa la historia de Romand, que hizo creer a todos los que le rodeaban que ejercía como médico e investigador de la Organización Mundial de la Salud.

Lejos de acudir a ese trabajo fruto de su invención, lo que hacía era conducir su coche hasta áreas de servicio autopistas o zonas boscosas para cumplir allí el tiempo de jornada laboral que los suyos le suponían.

La mentira cada vez fue mayor, la necesidad de ingresos le llevó a adentrarse en terrenos pantanosos que cada vez complicaban más la inmensa tarea de aparentar que todo era como él había explicado durante años y, al final, Jean-Claudre Romand vio que la verdad estaba por primera vez a punto de irrumpir.

La solución fue acabar con la vida de su mujer, de sus hijos, de sus padres e, incluso, de su perro para, después, intentar suicidarse sin éxito.

La farsa de Romand es la que Julio Manrique ha puesto frente a los espectadores para que, antes de juzgar, reflexionen sobre la porción de farsante que hay en cada uno de ellos.

Ahí, en el ámbito de la extrapolación, es donde aparece esa ilusión que la mayoría vende a los demás y que, en estos tiempos, remite a las redes sociales y a esa vida ideal con vacaciones exóticas, en la que muchos son 'foodies' habituados a pisar templos gastronómicos y en la que hasta se luce palmito sin desvelar retoques tecnológicos.

Antes del estreno de este viernes, Manrique señalaba que, dentro de cada uno, existe "una ventana abierta al infierno", un adversario, uno de los nombres bíblicos del diablo, que es "alguien que teme decepcionar".

Ése es el eje común de la reflexión poliédrica que ha planteado en esta inauguración el Temporada Alta, el de la presión por representar a aquel individuo que los demás esperan que uno sea.

Para llevarlo todo al ámbito teatral, Julio Manrique ha confiado en Pere Arquillué y Carles Martínez, que interpretan a Emmanuel Carrère y Jean-Claude Romand, porque el escritor francés no encontró otra forma de sacar adelante su libro más que metiéndose dentro de él como personaje.

Carrère y Romand contactaron a través de cartas con el segundo ya en la cárcel y Arquillué y Martínez son ahora los protagonistas de aquellas conversaciones, aunque el primero encarna además a otros personajes de la historia y ambos cuentan con el apoyo de proyecciones en un plano superior que acaba conquistando el asesino.

La obra, que es una producción de este festival, se podrá ver desde el 1 de marzo de 2023 en el Teatro Romea de Barcelona después de este estreno en el Municipal de Girona.

Con "L'adversari", el Temporada alta arranca una 31 edición con algo más de un centenar de espectáculos, entre los que figuran también este primer fin de semana "Tocar mare", "Els Ocells" y "Caridad", este último un estreno a cargo de Angelica Liddel antes de iniciar un periplo internacional.

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