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"La falla", homenaje de Guillermo Abril y Carlos Spottorno al "éxito" europeo
Pilar Martín.
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Pilar Martín.
Más allá de la belleza exultante de las montañas y valles del Tirol del Sur, hay "algo más", la frontera entre Italia, Alemania y Suiza, un caso de "éxito europeo" en el que al "rascar" los periodistas Guillermo Abril y Carlos Spottorno vieron cómo hay heridas de la I Y II Guerra mundial que aún están "abiertas".
Al igual que hicieron con el cómic "La grieta" -en el que contaron qué sucede en las fronteras de la Unión Europea desde África hasta el Ártico, pasando por los países Bálticos, Italia o Bulgaria- Abril y Spottorno han regresado a otra frontera, ya desaparecida oficialmente, con "La falla" (Astiberri).
Y lo han hecho tras la invitación del BTV Stadtforum de Innsbruk (Austria) para abordar el Tirol desde sus periodísticas miradas con el mismo formato de "La grieta", es decir, a través de fotografías tratadas que se convierten en viñetas de gran belleza y directos mensajes.
"Nuestra intención -dice Abril a Efe- era contar un caso de éxito europeo, un lugar donde se ve una riqueza por encima de la Unión Europea, de gente amable, lugares de turismo precioso, pero llega un momento, que sucede a mitad de camino, en el que hablamos con una profesora italiana de una región fuertemente germanizada, y donde allí los italianos no están tan bien".
Un dato que, "de pronto", les hizo ponerse en "alerta" porque detrás de esa "historia de éxito" encontraron un lugar donde aún hay algunas heridas no cerradas por lo que pasó en la I y II Guerra Mundial. Porque en esta región en 1918 italianos, suizos y alemanes se estaban "pegando tiros".
Pero ambos periodistas no tenían la intención de rascar en el pasado, sino en el presente porque lo importante que se desprende de "La Falla" es destacar el "éxito conseguido", matiza Spottorno.
A lo largo de estas páginas, que arrancan con una portada en la que una turista asiática contempla la belleza de las montañas del Tirol -un símbolo de lo que es en la actualidad esta región, un punto de los más turísticos de Europa- Spottorno y Abril harán partícipes a los lectores de este viaje en el que fueron muchas las entrevistas que hicieron a sus habitantes.
Conversaciones que les abrieron los ojos hacia una realidad que no es muy conocida en el resto de Europa, porque no sólo se comprueba cómo las familias prefieren que sus hijos vayan a colegios alemanes antes que a italianos, sino también cómo los propios habitantes de origen alemán recuerdan un pasado con fronteras en el que hay algo de "añoranza", apunta Spottorno, responsable de la "precisión psicológica" que hay en cada viñeta.
"Estoy convencido de que toda esa calma, por la cual se han hecho millonarios y felices, es porque han superado el súper trauma de la I Guerra Mundial, porque ríete tú de la Guerra Civil, aquí eran nazis o fascistas, no había nada en medio. El trauma es tan profundo que la belicosidad está sepultada por el peso de la historia. Europa, al ser el sitio más fragmentado del mundo, tiene disputas territoriales inacabadas, las que quieras", matiza.
Asimismo, Abril y Spottorno nos llevan a otros puntos calientes de esta zona como el lago di Resia, una zona en la que en los años veinte y treinta del siglo pasado la cultura germánica fue perseguida por los fascistas italianos y a pesar de que el 90 % eran germanoparlantes, el alemán se enseñaba en "escuelas catacumbas".
Y es aquí donde está la Krimmler Tavernhaus, regentada por una familia cuyo uno de sus miembros aún se llama Adolf, un nombre que ha desaparecido en Alemania, recuerda Spottorno.
Se trata de unas tabernas alpinas, explican los periodistas en el cómic, que tenían la obligación de dar cobijo y alimento a quien apareciera pidiendo ayuda, lo que dio lugar a situaciones como la que vivió esta familia: en 1945 llegaron 10.000 soldados nazis y se vieron obligados a alimentarlos.
"Arrasaron con todo. Tenemos suerte de que no haya guerra, pero es difícil mantener la paz", explica Franzisca, la abuela de esta familia de hosteleros a la que Spottorno capta con una mirada que parece estar vacía.
"Aquí decimos muchas cosas -añade- y cuando hablamos de la taberna, hablamos de gente que ayudó a judíos y nazis, las guerras te colocan en situaciones incómodas y es injusto juzgar ahora".
Con dos preguntas flotando de manera constante a lo largo de todo este recorrido, "¿qué nos une? ¿Qué nos separa?", ambos terminan su viaje en el túnel del Brennero, que cruzará los Alpes bajo tierra y conectará Austria con Italia en tren en 25 minutos.
"Es el mejor símbolo de cooperación, pero es incluso una cooperación absurda porque es más importante que cada uno (Austria e Italia) haga su túnel para llegar a juntarse en la frontera a que se haga de una manera más sencilla. Pero para salvaguardar la paz y el status quo de hoy, al final lo hacen a tu manera, y con la esperanza de que se junten en la frontera", cuenta Abril.
En un viaje en el que también pasan por el Albergo Europa, donde cada año se celebra una ceremonia de conciliación entre alemanes e italianos, o por la estación de servicio de Brennero, por donde pasa el Europabrücke -otro símbolo que unión- con "La falla" ambos periodistas se han vuelto a meter en las venas de las fronteras para analizar el Tirol actual desde el punto de vista social, económico y sociológico.
Un trabajo que reivindica "más Europa", concluye Spottorno.