José Javier Martínez: "Hay editoriales que ni te contestan o lo hacen como si te perdonaran la vida"

Con su primer poemario publicado, este murciano se suma a la hornada de jóvenes voces españolas que están revolucionando las letras a través de Internet

José Javier Martínez, autor de 'Lunas de Rojo Neón'

Marcelino Abad

Publicado el - Actualizado

9 min lectura

Hay veces en que la poesía es producto de la agonía. Una lesión grave de ligamento empujó al murciano José Javier Martínez a verter sobre el papel lo que no podía expresar con la garganta. Escribir y tachar y no cejar lo ha llevado a publicar su primer poemario, Lunas de Rojo Neón (Editorial Tres Columnas), con el que se suma a la hornada de jóvenes voces españolas que están revolucionado las letras a través de las redes sociales. A propósito de su edición, charla con Cope.es sobre los aires nuevos que respira el panorama literario español.

- ¿Puede explicarnos el título de su poemario?

El proyecto de 'Lunas de Rojo Neón' surgió hace casi dos años. El título buscaba algo temático, que pudiera tener relación con todos o, al menos, con la mayoría de poemas, los cuales escribí entre el instituto y después de la universidad. Pensando, me di cuenta de que aunque cambien de tema, sean de amor, de desamor, más sociales, de esperanza o desesperación, tienen un hilo conductor en el que todas las personas de las que hablan quieren tener una luna llamativa delante suyo.

- ¿Qué es poesía para usted? 

La poesía para mí es la expresión de uno mismo a través del arte. Es una manera de tratar de mostrar tu propia visión del mundo, tanto de un mundo interno como de la realidad que nos rodea, de tratar de conectar con otras personas de una manera diferente. A veces, también es una válvula de escape, de desahogo y libertad, para tratar de lidiar o de entender mejor el mundo en que vivimos.

De esto te das cuenta con el tiempo, pero lo cierto es que cuando empecé a escribir, en el instituto, era más por diversión. Me di cuenta que era algo que me gustaba hacer, que me relajaba y me ayudaba también a entender mejor las cosas. Empecé a raíz de una lesión que tuve, muy grave, de ligamento cruzado anterior y menisco en la rodilla. Apenas podía andar, así que tenía mucho rato para pensar y empecé a sacar todo mediante la escritura.

- Pessoa decía que "la vida no basta, por eso existe la literatura". Para usted, ¿escribir es una necesidad? 

Sí, es una necesidad aunque a veces más aleatoria de lo que me gustaría. Como digo, es una forma de comprensión, de desahogo y de expresión de uno mismo a través del arte, pero muchas veces mi forma de escribir me lleva a no hacerlo aunque deba o aunque lo necesite si no tengo la inspiración necesaria o algo que me evoque lo suficiente. Sé que mucha gente comenta que es necesario escribir todos los días un poco para coger rutina, pero cuando no tienes un tema claro cuesta mucho, incluso en la poesía que, sin ser como los relatos, también necesita una historia que contar.

- ¿Qué poetas son sus referentes y cuáles le acompañaron a la hora de escribir este libro?

Yo he leído a García Lorca, Miguel Hernández y Antonio Machado especialmente. Diría que son mis referentes. También he leído a Bécquer, Neruda y Walt Whitman. De todos se aprende. Fuera del ámbito estrictamente poético, me fijo también mucho al escribir en la música, en las letras de canciones de compositores como Kutxi Romero, Robe Iniesta, Kase O, Nach o Residente.

- Se discute que se publique bajo el nombre de poesía libros que mucha gente no los considera como tal. ¿Qué opina?

Al final, la poesía, como cualquier otro género literario o fenómeno, tiene su parte de marketing. Hay personas que a lo mejor no han leído un libro en su vida o ni lo han escrito por sí mismas y, sin embargo, tienen asegurado un puesto en estanterías porque tienen seguidores y gente dispuesta a leerlo. Es algo triste, pero cada vez más normal en un mundo como el de hoy, en el que mucha gente con talento y preparada no llega lo lejos que debería, a pesar de los medios de comunicación disponibles en Internet, en los que normalmente se prefiere ver reflexiones cortas, de consumo rápido, que no son poesía como tal, con la excusa de que se trata de poesía moderna.

Ahora bien, las redes sociales y el fomento de la poesía en bares tiene su otro lado positivo: que mucha de esa gente talentosa y que sí tiene esa base pueda, al menos, intentar dar el salto y conocerse con más facilidad. Yo mismo escribo en redes sociales habitualmente, en mi Instagram, @josejamartinez, y en mi página de Facebook, José Javier Martínez Miñarro, y he recitado cuando he podido en público. Lo malo es que el factor suerte, sin una editorial o un perfil de fama detrás, adquiere más relevancia que nunca para darse a conocer y llegar más lejos. Yo tuve suerte de encontrar una editorial, Tres Columnas, que confío en mí y me contestó a las 24 horas de recibir mi escrito. Eso no pasa normalmente. Yo me he encontrado con editoriales que o no se toman la molestia de contestar ni de leer lo que mandas o lo hacen de mala manera, como si te perdonaran la vida.

- Con el boom de las redes sociales, ¿se ha democratizado la poesía o se ha banalizado?

Seguramente ambas. Hay de todo y tampoco se puede generalizar. Se ha facilitado el acceso a gente preparada, con mucha habilidad para escribir y que seguramente sin ese canal no habría sabido a dónde acudir, especialmente personas alejadas de grandes ciudades sin tantas oportunidades como pueden ser Madrid o Barcelona. Sin seguidores o contactos posiblemente sus escritos no habrían llegado a una gran editorial, ni siquiera a una pequeña pero buena editorial.

Está también el contrapunto, por supuesto, gente que saca libros sin tener lo que tienen otras personas, excepto fama y ventas aseguradas por la gente que les puede seguir por distintos motivos. Son las dos caras de una misma moneda. Al final la solución de a quién leer es criterio de cada uno. 

- ¿Cuáles son los temas más relevantes que quiere introducir en su obra?

Trato de escribir de la mayor cantidad de temas posibles, pero lo cierto es que algunas de las temáticas más habituales serían el paso del tiempo, el carpe diem, el tratar de conocerse y entenderse a uno mismo como persona y la evolución de las relaciones personales, de amistades, conocidos y de pareja. Muchos de mis poemas tienen un aura triste y de desengaño pero siempre trato, al menos en aquellos poemas que puedo, de dejar una puerta abierta, una esperanza de que las cosas puedan salir mejor. También hago muchos poemas temáticos, tratando de describir sensaciones, emociones, objetos o juegos de palabras. Un tema que me gustaría escribir más es el de la crítica social. Tengo poemas de denuncia, pero es algo en lo que me gustaría ahondar.

- ¿Quisiera ser un autor comprometido socialmente? 

Intento comprometerme más, pero algo que sí lamento de otras épocas de mi vida es no haberme involucrado en problemas sociales y del día a día de la gente. La poesía mayormente ha sido mi forma de tratar de llamar la atención ante injusticias que vemos día a día o ante abusos que pasan habitualmente y que por desgracia se normalizan. Es uno de los problemas de la saturación de los medios de comunicación. Al ver las cosas como normales, la gente ya ni se preocupa por ellas, como ocurre cuando ve tantos casos de corrupción en la televisión o en los periódicos.

- ¿Cuáles son sus reivindicaciones como escritor joven?

Que se apueste más por el talento y por el riesgo y no tanto por las ventas. Más ahora que cada día surgen más jóvenes con ideas nuevas, frescas y atrevidas. Aunque sea más arriesgado por la falta de conocimiento, para eso están los medios de promoción y de publicidad. A mayor riesgo, la recompensa suele ser mayor. El agradecimiento del artista con su descubridor es mayor que la frustración que siente cuando ve que lo ignoran solo por no ser conocido. En algún momento tiene que empezar su carrera.

Como poeta joven y murciano, reivindico que se hagan más iniciativas de recitales, lecturas y cultura en general. Murcia es la ciudad perfecta para ello: tiene muchos bares pequeños con infraestructura, un ambiente de gente interesada por la cultura y contracultura como hay en pocas ciudades. 

- Si no pudiera vivir de esto, ¿a qué se dedicaría?

Vivir de esto es muy complicado, pero es algo que nunca termina de irse del todo de la cabeza. Por el momento, tengo la carrera de Derecho y ADE, el examen de Estado de abogacía aprobado, el curso de mediación necesario para el Registro de Mediadores y he empezado otro máster, en dirección de recursos humanos. También he hecho cursos de escritura de guión y un máster de escritura creativa.

Acabaré trabajando de abogado o en una empresa. Me gustaría ejercer y estoy buscando trabajo, pero mi intención no es dejar de escribir. De hecho, tengo varias ideas para poesía, relato, alguna novela e incluso cortometrajes. Lo malo es que me cuesta organizarme y enfocarme a pesar de tener más disponibilidad, pero ahora estoy aprovechando más mi vena artística para desarrollarla. Ahora he rodado un pequeño clip con unos amigos en Murcia y estoy participando en Lorca en un proyecto europeo en el que los alumnos hemos rodado nuestro propio corto, además de dar a conocer mi libro que ha salido hace poco. Más que el dinero, es la satisfacción personal de ver cómo se desarrolla todo. Como ve, no puedo estar quieto. Tengo que estar siempre haciendo algo.

Nuestro valor es que creer

lo increíble sea creíble,

nuestro honor es no temer

estar con los invisibles.

Nuestra gran debilidad                     

son las causas más perdidas,

y nuestra temeridad,

tener la justicia herida.

Defender como nuestro,

sentirlo como algo ajeno,

aunque te duele por dentro.

Ver lo injusto en su epicentro,

pedir lo justo aunque muerto,

y amar con gusto ese intento. 

 Aún tengo el sabor en la boca,

a cigarro deshilachado

encendido entre copas,

a humo de colores claros

y vapores de cálido aroma,

a denso polvo de tabaco

que en espirales angostas

se inspira, bien cargado,

de saliva y nicotina,

de sus labios en mi costa. 

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