Malaria, peste, viruela: las enfermedades de los faraones contra las que tuvieron que luchar
Pese a que ocupaban altos cargos de privilegio, los faraones siempre tuvieron un punto débil. Su salud y las enfermedades que les debilitaban hasta el punto de morir
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En las memorias de la historia, Egipto siempre será recordada como una ciudad próspera, con una gran división social en clases y una enorme confortabilidad ya que por ejemplo, en el sector agrario, el popular rio Nilo se encargaba de regar los terrenos de los campesinos que de dependían de sus producción final, por lo que muchas veces no tenían que hacer un gran esfuerzo para obtener muchos beneficios. Sin embargo, la realidad es muy distinta si tenemos en cuenta lo que ocurrió en realidad tal y como cuentan algunos expertos. La vida en Egipto era sufrir el acoso constante de la naturaleza y de las muchas enfermedades que en aquel momento no se podrían sanar con la medicina existente (no se tenía suficiente información como para salir del paso). La vida era bastante dura pese a estar en una de las ciudades, más importantes del momento. Por esta razón, en la actualidad se puede ver y analizar cómo hasta los más privilegiados de aquella sociedad, no estaban a salvo de los males que acechaban a la vida humana. Ni los faraones estaban a buen resguardo.
Algunos de los grandes objetos y descubrimientos que podemos extraer muchos datos sobre este mismo tema son las momias. Estas estuvieron expuestas a un primer estudio en 1912 pero no se las radiografió hasta los años sesenta. Todo comenzó en 1976cuando se decidió analizar la momia del faraón Ramsés II. Esta momia fue trasladada a París para ser investigada por un centenar de especialistas y a partir de este momento, existieron más momias expuestas al análisis de múltiples pruebas como por ejemplo la famosa momia de Tutankhamón. Esta momia fue sometida a una técnica de estudio no invasiva que se aplicó a todas las momias reales de ese período denominada tomografía axial computerizada (TAC)
Poco a poco vamos descubriendo más información sobre los males que perjudicaban la prosperidad de las personas más poderosas de Egipto entra las que podemos encontrar:
LOS TEMIBLES PARÁSITOS
Una de las características en el aspecto de los egipcios de aquella época son los ojos Si nos fijamos, estos llevan los ojos pitados para evita ciertos problemas que no eran exclusivos de la clase social más alta. Un ejemplo de ello son los problemas derivados de la oftalmia generados directamente por el sol y el constante polvo en suspensión que existía en el ambiente. Otras enfermedades estaban originadas por parásitos como por ejemplo la esquistosomiasis.
Esta estaba producida por un pequeño gusano que vivía en aguas estancadas. Si analizamos la agricultura de aquella época histórica, uno de los detalles más característicos de esta es que se dejaba crecer la hierba de los estanques que se creaban en la llanura inundable generando el ambiente perfecto para que se originaran este tipo de larvas.
Tal y como podemos ver en algún artículo de National Geographic, cuando una persona atraviesa esas aguas, las larvas se introducen en su cuerpo y acaban llegando hasta el recto o la vejiga, donde crecen y se reproducen, causando pequeñas hemorragias al excretar, las cuales terminan provocando anemia en las personas infectadas.
Esto también llegó a afectar a los faraones que no estaban exentos de estos gusanos aunque es cierto que todavía no se ha detectado en momias reales esta enfermedad.
LA OMNIPRESENTE MALARIA
Otra enfermedad originada por parásitos que perjudicó duramente a la salud de los egipcios era la malaria. Esta estaba transmitida por la hembra de una especie de mosquito denominado anófeles.
Los síntomas nocivos de la picadura eran variados. Los principales efectos eran: fiebre muy alta y escalofríos recurrentes en ciclos de tres o cuatro días; de ahí el nombre de fiebres tercianas o cuartanas con que era conocida en España. Sin un tratamiento adecuado, la infección puede terminar produciendo insuficiencia renal, coma y finalmente la muerte.
El ambiente del que se caracterizaba Egipto favorecía bastante a todo este tipo de enfermedades. El valle del Nilo por ejemplo, era un auténtico foco de este tipo de mosquitos.
Según diversos estudios, y aquí es cuando entra en escena la momia de Tutankamon, se descubrió con sus estudios que era portados de la enfermedad y su experiencia con esta era bastante grave.
Pese a que el faraón tenía la enfermedad, no podemos obviar que no fue una de las causas de su muerte porque los que sufrieron en sus carnes la enfermedad, terminaban desarrollando cierta inmunidad pese a no recibir tratamiento. De hecho se ha podido conocer que las momias de Yuya y Tuya, los bisabuelos de Tutankhamón, también estaban infectadas y ellos murieron a una edad avanzada para la época, entre 50 y 60 años.
Otras enfermedades que golpearon seriamente a los faraones fueron de tipo vírico o bacteriano, cuyos síntomas físicos podemos encontrar en algunas de sus momias.
PESTE, VIRUELA, POLIO
Gracias a varios documentos históricos hemos podido saber de la existencia de epidemias de peste en Egipto.
Uno de los primeros momentos en lios que se ha localizado una epidemia de peste negra fue por ejemplo bajo el reinado de Akhenatón. En ese momento de la historia, un ejército egipcio cayó derrotado por las tropas bélicas del rey del rey hitita Shupiluliuma, y, según las fuentes, "cuando los prisioneros de guerra que habían sido capturados fueron conducidos a Hatti, una epidemia de peste se declaró entre los prisioneros de guerra, y comenzaron a morir. Cuando los prisioneros de guerra fueron llevados a Hatti, los prisioneros de guerra trajeron la peste a Hatti. A partir de este día, la gente muere en Hatti".
Otra enfermedad paralela a la peste es la viruela, una enfermedad que marcaba de por vida el cuerpo y rostro de quienes lograban sobrevivir a la enfermedad y sus efectos.
Uno de los afectados fue Ramsés V, el rostro, el cuello y el pecho de cuya momia parecen mostrar las inconfundibles marcas de la enfermedad.
Otro de los faraones que tuvo que hacer frente a la viruela es Siptah. Este pasó durante su infancia el virus de lapoliomelitis, muy contagioso y que afecta al sistema nervioso, la capacidad motora y suele producir deformación en las extremidades. Su momia muestra que el miembro afectado era la pierna izquierda, que era más corta.
DENTADURAS EN MAL ESTADO
Por último, otro detalle que comparten todas las momias es la precaria dentadura que presentan todas y cada una de ellas.
Uno de los principales alimentos más característicos de Egipto era el pan (junto con la cerveza). Este alimento tan popular de la zona se caracterizaba sobre todo por su técnica de molido.
Este se molía mediante el uso de piedras, algo que a la larga era nocivo para los que comían el producto final. Al moler el grano, las piedras dejaban ciertos restos, trazas microscópicas que con el paso del tiempo acababan desgastando los dientes de todos los que se alimentaban con pan.
Tal y como podemos ver en National Geographic: La única gran diferencia entre las dentaduras de la familia real y las de sus súbditos la encontramos en la ausencia de líneas Harris entre los soberanos; se trata de las pequeñas marcas lineales en los dientes que indican cuándo dejan de crecer a causa de una crisis de subsistencia. La inmensa mayoría de los egipcios vivían con frecuencia al borde del hambre, algo que nunca experimentaron los miembros de la realeza.
Casos como el de Ramsés II son muy populares ya que este por ejemplo poseía dientes desgastados además de contar con múltiples abscesos.
Otro popular caso que encontramos en la historia es la momia de Akhenatón quien sufría el síndrome de Marfan. Esta era una enfermedad que afectaba al tejido conjuntivo y se presentaba en diversas partes del cuerpo: cráneo elongado, una pelvis ancha, una altura elevada y unos brazos y dedos muy alargados, lo que encajaría con el aspecto de las estatuas del monarca.
Estas son algunas de las enfermedades que afectaban a los egipcios y a los mas poderosos de esta época en el territorio del desierto. Ni los civiles ni los faraones escapaban de una naturaleza tan bella como devastadora.