MANUEL VILAS
Manuel Vilas supera el "terremoto" de los 60 años con "Una sola vida"
Pilar Martín.
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Pilar Martín.
Cumplir 60 años ha supuesto para el escritor y poeta Manuel Vilas un "terremoto" que le ha sacudido de tal forma que le "tocaba" hacer una reedición de toda su poesía con algunos poemas inéditos, una obra en la que invita al lector a conocer "Una sola vida" en la que este aliado del verso libre invita a "gozar".
Lo hace porque la poesía es eso, una "invitación a gozar más" y, sobre todo, si, según ha reconocido a Efe el oscense (Barbastro, Huesca, 1962), se ha llegado a esa edad en la que "lo mejor de la vida" ya ha pasado.
"Este libro (Lumen) es un regalo de una sola vida, y por mi edad ya lo podía hacer. La aparición del seis en mi vida ha sido un terremoto por la matemática del tiempo que dice que ya estoy en la cuenta atrás, que lo mejor de mi vida ya ha pasado", ha dicho.
Y para repasar los pasos que ha dado en estas seis décadas, el poeta ha dividido en siete bloques sus poemas, en concreto en los siete días de la semana: Lunes (juventud y rebeldía), Martes (un hombre de 40 años), Miércoles (un número de teléfono), Jueves (la alegría), Viernes (la historia), Sábado (el poeta de 50 años) y Domingo (Todos los colores del mundo).
"La parte del domingo -ha explicado- cierra con mi muerte, porque la muerte es humillante y si tú te la inventas es menos. El haber hecho comedia sobre mi muerte hará que no sea tan humillante".
Unas palabras con las que confirma el sentido del humor que transita en sus versos, porque para Vilas la vida es "cómica" y por eso se "aburre" cuando ve "tanta solemnidad" en la mayor parte de la poesía.
Pero su obra también es "épica", según la ve él, ya que es un género que es la "representación expresiva del mundo": "Soy épico porque intento explicar el tiempo, lo aprendí con Walter Whitman y Pablo Neruda", ha aclarado sobre ésta manera de ver la vida que le lleva a escribir poemas sobre la invasión rusa de Ucrania o sobre el McDonald o esos camareros que le han "ayudado más que algunas instituciones públicas".
Según ha contado, en esta autobiografía poética se ha enfrentado a su yo joven y su yo actual, una coyuntura en la que se ha dado cuenta de cómo las musas no actúan igual: "Ahora cuando me visitan las pongo firmes y les digo que quiero precisión, sencillez y verdad. Ahora ya no quiero retóricas ni hojarascas".
Con el amor familiar también como tema predominante en su obra, Vilas demuestra en esta recopilación del pasado y presente que ese sentimiento es lo que "quita la alienación político-social" y que la poesía es una de las herramientas "mejor dotadas para entrar en el enigma mágico de la vida".
Amante del cine, "Una sola vida" es también una suerte de película que mostrará al lector imágenes vivas y reconocibles a través de textos en los que las calles de Nueva York o Roma y la Coca-Cola pasean por versos que recuerdan esos años en los que aguantaba "una noche de juerga" y ésos, también, en los que ya no se ve capaz.