¿Qué se guarda en la Caja de las Letras del Cervantes?
El nicaragüense Sergio Ramírez ha depositado hoy cartas de Rubén Darío y Augusto Sandino
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El periodista, escritor y exvicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, ha depositado su legado en la caja 1475 del Instituto Cervantes este viernes, horas antes de recibir el Premio Cervantes en Alcalá de Henares el próximo lunes. Un legado que mezcla lo literario con lo político; ambas facetas se entreveran constantemente en su obra literaria.
“Se trata de una carta manuscrita de Rubén Darío y de otra de Augusto César Sandino, ambas conservadas en mi archivo personal por mucho tiempo”, ha explicado Ramírez. “Dejo aquí estos dos documentos porque las personas que los firmaron representan la esencia de Nicaragua a través de la palabra y la dignidad. Ambos nos dieron nuestro sentido de nación”.
La misiva de Rubén Darío está fechada en París el 2 de enero de 1902 y se dirige a un médico residente en León (Nicaragua) a quien el poeta y periodista nicaragüense pide que medie ante el Gobierno del general José Santos Celaya para que le sea concedido el consulado en París, lo que ocurrió al año siguiente.
La misiva de Augusto César Sandino está fechada el 11 de octubre de 1931 y escrita en la montaña de las Nuevas Segovias. Va dirigida a varios jefes militares donde Sandino expide órdenes sobre una misión militar en las costas del Caribe.
Rubén Darío fue el poeta modernista que renovó a fondo la lengua y la literatura en español a finales del siglo XIX. La publicación de la primera edición de su primer libro esencial “Azul...” en Valparaíso (Chile) en 1888, con prólogo del intelectual chileno Eduardo de la Barra Lastarria, supuso un fogonazo de modernidad en la literatura hispánica y revolucionó las letras del cambio de siglo. Rubén Darío influyó notablemente en los autores modernistas españoles y en la Generación del 98. Fue amigo de escritores como Antonio Machado o Valle-Inclán que lo inmortalizó como personaje en su esperpento teatral “Luces de Bohemia”.
Por su parte, Augusto César Sandino fue un líder guerrillero nicaragüense que luchó contra la ocupación de su país hasta obligar a Estados Unidos a retirar sus tropas de Nicaragua. Logró aglutinar en torno a él a unos tres mil hombres dispuestos a luchar contra las tropas invasoras. Esa guerrilla se refugió en las selvas de Nueva Segovia donde se convirtió en un líder inexpugnable. Al no poder derrotarlo, el presidente de Estados Unidos, Herbert C Hoover, ordenó la retirada de los soldados desplegados en Nicaragua. Tras su asesinato a manos del jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza, Sandino se convirtió en el referente ideológico del Frente Sandinista de Liberación Nacional y de la revolución que acabaría, tiempo después, con la dictadura somocista.
¿QUÉ SE GUARDA EN LA CAJA DE LAS LETRAS?
La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha cumplido doce años como cápsula del tiempo. Treinta escritores, artistas, músicos, cineastas y científicos han depositado en la cámara acorazada y bajo llave, primeras ediciones, manuscritos y objetos personales que evocan su vida, obra y milagros. Las personas que depositan su legado eligen si es secreto o no, así como la fecha de apertura de la caja que protege su memoria. Varias de ellas ya se han abierto en está década.
El centenario escritor del exilio y premio Cervantes, Francisco Ayala, inauguró la tradición en febrero de 2007 con un legado secreto. La idea partió del entonces director del Instituto Cervantes, el periodista, poeta y exministro de Cultura, César Antonio Molina. Desde entonces otros autores galardonados con el Cervantes como Ana María Matute, Caballero Bonald, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, el argentino Juan Gelman o el chileno Nicanor Parra dejaron un rastro de su vida y obra en alguna de las mil ochocientas cajas de seguridad de la misma cámara acorazada donde los clientes del antiguo Banco Central depositaban dinero o joyas en el pasado.
Otras expresiones culturales también guardan memoria en esta Caja de las Letras (quizá habría que cambiar su nombre por Caja de la Cultura). Desde las artes plásticas (Antoni Tápies), a la música (Cristóbal Halffter) pasando por la danza (Alicia Alonso, Víctor Ullate) el cine (Luis García Berlanga), el teatro (Nuria Espert) o la ciencia (Margarita Salas). La Caja de las Letras también conserva cuatro legados in memoriam, es decir de personalidades fallecidas con anterioridad. De Gabriel García Márquez se conserva una arqueta con tierra de su casa natal en Aracataca, Colombia, y de Miguel Hernández una primera edición de su poemario “Perito en lunas”.