ARTE MUJERES
Una muestra visibiliza la precariedad de trabajadoras del hogar y cuidadoras
La investigadora social Alba Herrero y la ilustradora Ana Penyas, Premio Nacional de Cómic 2018, han sumado sus miradas para trazar una genealogía sobre las condiciones del trabajo del hogar y del cuidado en el último siglo, cuyo resultado se exhibe en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) de Valencia.
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La investigadora social Alba Herrero y la ilustradora Ana Penyas, Premio Nacional de Cómic 2018, han sumado sus miradas para trazar una genealogía sobre las condiciones del trabajo del hogar y del cuidado en el último siglo, cuyo resultado se exhibe en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) de Valencia.
La exposición, titulada "En una casa. Genealogía del trabajo del hogar y los cuidados", que se inaugura este jueves, es un proyecto híbrido entre la narración gráfica y la investigación social, que pone sobre la mesa las contradicciones e injusticias sociales sobre las que se construye nuestra sociedad, informa el IVAM.
"Alba Herrero ha trabajado desde la etnografía y Ana Penyas ha transformado en imágenes aquello que afloraba de los testimonios, el relato coral y la experiencia de vida de trabajadoras del hogar y también de empleadoras", ha explicado este miércoles la directora del IVAM, Nuria Enguita, durante la presentación de la muestra.
Para el proyecto, las autoras entrevistaron a más de 35 mujeres de distintas procedencias, nacidas entre 1930 y 1997, todas residentes en el territorio valenciano urbano y rural.
El trabajo de investigación ha dado como resultado una publicación, un fanzine y una exposición en el IVAM que reúne el relato coral de estas mujeres, abundante material documental y los dibujos de Ana Penyas, autora de "Todas estamos bien", un homenaje a sus dos abuelas que le valió el primer Premio Nacional de Cómic a una mujer en 2018.
La directora del IVAM ha explicado que "la exposición traza una genealogía sobre las condiciones del trabajo del hogar en el último siglo, desde el servicio doméstico vinculado al éxodo rural durante el franquismo hasta el trasvase actual a las mujeres migrantes".
"Un trabajo feminizado, precarizado e invisibilizado al que, hasta ayer mismo, se le negaban derechos que se conceden a cualquier otro trabajador", lamenta Enguita.
Alba Herrero ha destacado que el relato coral recoge exclusivamente voces de mujeres porque es un trabajo "feminizado y precarizado" y ha considerado que "las diferentes perspectivas eran necesarias para tener un prisma global".
"No hay una historia única que sirva para entender una realidad tan poliédrica. En el sur de Europa nos cuesta entender cómo se organiza el trabajo del hogar y los cuidados porque no está visibilizado", añade.
La propuesta expositiva se organiza siguiendo una línea temporal en la que las historias de vida y las diferentes situaciones se entremezclan con los dibujos y el material documental.
Las primeras etapas abordan los inicios del siglo XX, el hambre de la posguerra y las migraciones del campo a la ciudad durante el franquismo. "En los años 40 el imaginario mostraba una criada víctima, pobre y abnegada, sumisa", ha añadido Ana Penyas.
A partir de los años sesenta, relata Penyas, las "criadas" empiezan a denominarse "empleadas del hogar" y se incrementa el número de trabajadoras por horas.
Es la época en la que aparecen películas como las de Gracita Morales", recuerda, hasta llegar a la etapa actual en la que las inmigrantes extracomunitarias tienen que hacer frente a una sociedad de acogida que sigue negando su pasado y una igualdad laboral y asistencial que como trabajadoras les corresponde.
Seguimos percibiendo invisibilidad. Hay alguna película, como Libertad, pero en general ha desaparecido la figura de la trabajadora del hogar de las series y películas, sentencia Penyas.