CÓMIC MCPHAIL
Will McPhail: la ventana de incógnito de Google nos conoce mejor que nadie
Sergio Andreu
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Sergio Andreu
Mucho se habla de las "inabarcables capacidades expresivas del cómic" como si fuera una teoría y, por eso, toparse con "In" (Norma) del británico Will McPhail ayuda a concretar esa "idea": difícilmente otro lenguaje podría mostrar mejor el bloqueo de las personas para llegar a comunicarse de verdad.
La deslumbrante novela gráfica de McPhail (Lancashire, 1988) emociona por la liviana y profunda sutileza de las historias paralelas que entrelaza, la incipiente relación sentimental del protagonista -Nick, un joven e inseguro dibujante- con una doctora a la que conoce en el metro, las conversaciones triviales que mantiene con su madre y su hermana, o con el fontanero que le arregla una avería, los paseos por la ciudad en pos de un bar donde trabajar...
Pero más allá de lo argumental, la obra de este ilustrador -que trabaja para New Yorker- hace, literalmente, estremecer también por el sorprendente uso en sus viñetas de unas posibilidades narrativas y visuales que pivotan del austero y preciso blanco y negro, para lo cotidiano de los personajes, a sensuales páginas en color cuando Nick abandona convencionalismos y frases hechas y logra, por fin, "conectar" de forma real con las personas que tiene delante.
"Hay muchos temas dando vueltas ahí, pero supongo que trata fundamentalmente de lo que ocurre cuando la gente deja de actuar para los demás y empieza a decir las cosas que importan", sintetiza el autor sobre el espíritu de "In", en una entrevista con Efe.
El libro, que aborda entre otros asuntos la enfermedad terminal de la madre del protagonista, dedicada a rehabilitar una casa que no verá terminada, "no es estrictamente autobiográfico", pero sí se basa en experiencias del propio McPhail, con una melancolía en la que el humor y la actitud de perplejidad vital del protagonista actúan de analgésico, situaciones sobre las que podía escribir "con autenticidad y honestidad", afirma.
"Tenía la idea de explorar los mundos de las personas que conocía; pensé 'mundos dentro de la gente" y en que uno de esos mundos tenía que estar amenazado. Ahí me di cuenta de que eso era exactamente lo que sentía por todas aquellas personas que había perdido en mi vida: había perdido a esa persona, pero había perdido todo un mundo interior que aún no había podido explorar", desvela Will McPhail.
Para este escritor y dibujante, con un gran número de seguidores en redes sociales, las personas somos, mayoritariamente, demasiado herméticas, incluso con el entorno más íntimo: "La gente que me rodea no me conoce tan bien como la ventana de incógnito de Google, ¡está claro!", reconoce el autor, que se estrena en la novela gráfica con "In".
Ese miedo a la sinceridad "profunda" es, indica, algo social, fruto de un instinto de protegerse, aunque mucha veces no se sepa de qué.
"Estoy seguro de que es el resultado de la forma en que crecí, donde la moneda era el humor y lo único que importaba era ser gracioso. ¡Decir algo sincero en mi grupo de amigos era totalmente inapropiado! En ese sentido, siento que me identifico más con Wren (el personaje de la doctora), ella esconde su verdadero yo detrás del humor", apunta McPhail.
El premiado ilustrador (Mejor Dibujante Joven Asociación Británica 2013, y dos Reuben Award) entiende que hay un "mecanismo de protección" incorporado a la expresión de uno mismo a través del arte, que le permite crear solo en su habitación, sin enfrentarse a la reacciones de los demás, en definitiva, "algo muy privado que no requiere mucha valentía".
"Aún me cuesta mucho abrirme a la gente de la forma en que los personajes aprenden a hacerlo en el libro. Es increíblemente desalentador, y sí, creo que a todos nos vendría bien que nos enseñaran a hacerlo de forma saludable", responde el dibujante al planteamiento de si, como sociedad, se debería fomentar una educación aplicada para saber expresar mejor los sentimientos.
Eso no significa llevarlo al extremo, porque ¿sería posible realmente convivir si existiera una máquina que leyera la mente de los demás?, ¿nos quedaría algún amigo o familiar que nos hablara?.
"¡Dios, por favor, no! ¡La población carcelaria ya es demasiado alta! Ese es un pensamiento aterrador, pero tuve cuidado de dejar claro con 'In' que forjar una conexión genuina es algo más que decir cualquier pensamiento que se te pase por la cabeza", remarca el historietista.
McPhail tiene un don genial para expresar miedos y pensamientos a través de los escuetos rasgos de los rostros de sus personajes, y de la misma forma, sabe utilizar con maestría los silencios, las pausas y los intercambios de miradas, unos huecos que deja que el lector rellene mentalmente.
"Valoro cuando una obra me permite preguntarme sobre ella. 'No me lo des todo', deja que me pregunte. Eso es lo que he intentado hacer con este libro. Creo que los lectores son lo suficientemente inquisitivos como para llenar las lagunas por sí mismos. Sentí que esos silencios proporcionarían al lector una experiencia similar a la de los personajes del libro, un ansia por saber lo que ocurre en su interior", desentraña el dibujante inglés.