Combate subterráneo: Nuevo polígono de adiestramiento de la Legión contra yihadistas y otras amenazas

“Obliga al legionario a acostumbrarse a la falta de luminosidad, la humedad y la carencia de oxígeno”

Manuel Ángel Gómez

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“Los insurgentes emplean los subterráneos para eludir la potencia de combate de una fuerza convencional o más avanzada tecnológicamente”, cuenta el comandante Alfonso Ruíz de Oña, de la sección de Operaciones del Estado Mayor de la Brigada de la Legión. Aunque añade que también “cualquier fuerza convencional que se vea en inferioridad con respecto a otro ejército va a utilizar este tiempo de instalaciones, no sólo fuerzas insurgentes o terroristas”. Por esa razón, la Legión ha creído necesario construir en el campo de maniobras Álvarez de Sotomayor -en Viator, Almería- su propio polígono para adiestrarse en el combate subterráneo.

Dice el comandante Ruíz de Oña que en los conflictos “los núcleos urbanos están tomando una importancia vital, y todas las zonas urbanas conllevan instalaciones subterráneas, alcantarillado, conducciones de cualquier sistema de comunicación, párkings... y esto obliga a las Fuerzas Armadas a adiestrarse en este entorno subterráneo”.

En este polígono de adiestramiento disponen de una “zona de iniciación” -de unos 200 metros lineales- en la que el soldado se prepara para moverse y adaptarse al ambiente del subsuelo, como la alcantarilla de una ciudad, con diferentes alturas y anchuras. Además -explica el militar- “obliga al legionario a acostumbrarse a la ausencia absoluta de luminosidad, a la diferencia de temperatura, a la humedad, al aire viciado y a la carencia de oxígeno”. “Hay puntos en los que debe avanzar arrastrándose, o encorvado, y otros mucho más anchos, que asemejan vías subterráneas en las que pueden avanzar a pie”, señala.

Otro tramo de estas instalaciones -la zona principal de más de 500 metros- permite el combate en tres dimensiones: en superficie (en la calle), en altura (dentro de edificaciones) y el combate subterráneo (alcantarillado, vías de metro...)

El polígono ha sido construido por 25 legionarios de la unidad de zapadores en poco más de diez meses, con 27.000 m3 de tierra (equivalentes a 3.400 camiones), 720 m3 de cemento y 400 tubos prefabricados de hormigón. El comandante Ruíz de Oña comenta con orgullo que “nuestros zapadores son unos figuras” y han estado trabajando “de sol a sol”, compatibilizándolo con “su instrucción, sus maniobras, sus marchas, sus tiros y su trabajo diario”.

Las instalaciones están siendo utilizadas para dar formación a otras unidades de las Fuerzas Armadas, y a militares de países aliados como Francia, Reino Unido y Portugal. La Legión está construyendo un segundo polígono de combate subterráneo en Ronda (Málaga), de unos 250 metros lineales, que ya está casi finalizado.