“No es fácil borrar el rastro de un ataque con armas químicas"
El teniente coronel René Pita, jefe del Departamento de Defensa Química de la Escuela Militar NBQ, asegura que quedan restos semanas después de un ataque
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El uso de armas químicas en conflictos -que en tiempos modernos surgió en la Primera Guerra Mundial- ha vuelto con la guerra en Siria. El teniente coronel René Pita, jefe del Departamento de Defensa Química de la Escuela Militar de Defensa NBQ del Ejército de Tierra, explica que este armamento se empezó a emplear “como arma de destrucción masiva, con la intención de causar un elevado número de víctimas”. Su utilización en la Gran Guerra causó un millón de bajas (entre heridos y muertos) y en el conflicto Irán-Irak (1980-88) más de 100.000 afectados.
Según este militar experto en armas químicas, “los más peligrosos son los agentes neurotóxicos de guerra porque con pequeñas dosis y breve tiempo de exposición pueden causar la muerte a una persona”. Sólo 3 ó 4 miligramos de VX aplicados en la piel pueden matar a un ser humano. Dice que “los agentes neurotóxicos pasan rápidamente a la sangre y alteran la transmisión del impulso nervioso, por eso -a veces- se les denomina también agentes nerviosos”. Hay otras sustancias como la iperita (gas mostaza) que producen lesiones en piel y mucosas -similares a las de quemaduras térmicas- y la aparición de ampollas.
El teniente coronel Pita asegura que no es fácil borrar el rastro de un ataque con armas químicas, ya que “incluso pasadas varias semanas quedan restos de productos de descomposición, muestras medioambientales -en el suelo- y restos de munición, que hasta en cantidades muy pequeñas pueden ser identificados por un laboratorio de referencia”. Además, se puede detectar el empleo de este tipo de armamento “en los intoxicados, en las víctimas expuestas al agente, en sus muestras de sangre u orina”. Los inspectores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas que se han desplegado en Siria para investigar el supuesto ataque del ejército de Bashar al Assad con armas químicas contra la ciudad de Duma lo que harán -afirma este militar- será “entrevistar a testigos y víctimas del ataque, tomarán muestras medioambientales de suelo, restos de munición y muestras biomédicas de los intoxicados para que sean analizadas”.
Para los neurotóxicos y cianuros hay antídotos, y se encuentran habitualmente en botiquines de urgencias y en servicios hospitalarios. España dispone de reservas estratégicas de antídotos que son fabricados por la farmacia militar, están almacenados en el Centro Militar de Farmacia de la Defensa.
El jefe del Departamento de Defensa Química de la Escuela Militar de Defensa NBQ señala que “hay que desmitificar la idea de que cualquiera puede fabricar un agente químico de guerra y emplearlo para causar un elevado número de víctimas de forma sencilla, mediante la mezcla de productos de fácil adquisición”. Añade que “es más complejo” y que la elaboración a gran escala está limitada a los Estados.
FOTO: Ejército de Tierra