Militares a la calle a los 45 años: “Deberían habernos dado titulaciones y no han cumplido"

David Rubio, cabo primero del Ejército de Tierra hasta hace unos días, dice que algunos de sus compañeros se quedan "con una mano delante y otra detrás"

Manuel Ángel Gómez

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 “Sólo cumplen con la ley en lo de echarnos a los 45 años”, dice David Rubio, hasta hace pocos días cabo primero del Ejército de Tierra. El 28 de octubre dejó las Fuerzas Armadas, no por voluntad propia. Al cumplir 45 años concluyó el compromiso que firmó de acuerdo con la ley 8/2006, de Tropa y Marinería. Según ese compromiso, debería haber recibido una formación con titulaciones que le facilitaran encontrar un empleo cuando retornara a la vida civil. David -que comenzó el período de instrucción en el Ejército de Tierra en mayo de 1991- se queja de que lo de las titulaciones “no se ha cumplido, las medidas de incorporación laboral tampoco se cumplen, ni el acceso a las administraciones públicas”. 

 A lo largo de estos años, este ya ex militar ha hecho cursos en las Fuerzas Armadas de soporte vital básico, prevención de riesgos laborales, emergencias, paracaidismo, pero “ninguno de ellos está reconocido en el ámbito civil”. “Los únicos cursos convalidados en la calle son el B y el C, los del carnet de conducir”, comenta. Dispone de un curso de estudios de hostelería y turismo que obtuvo cuando entró en un instituto politécnico con 14 años, desde 1988 hasta 1991. Es el que le ha permitido trabajar de cocinero en el ejército, en el que ha estado destinado en la Brigada Paracaidista, el Regimiento Inmemorial del Rey nº 1 y la Unidad Militar de Emergencias.

Fue uno de los militares de la UME activados el último día de Reyes para ayudar a las miles de personas que se quedaron atrapadas en vehículos en la AP-6 a causa de la nevada. Cuenta que estaba durmiendo en su casa cuando le despertaron de madrugada. Estuvo desde las 3 de la mañana preparando desayunos para que quienes estaban en los coches “tuvieran algo digno para esa situación, porque lo estarían pasando fatal”.

David Rubio se presentó en varias ocasiones a oposiciones para quedarse como militar de carrera, pero no consiguió plaza. Asegura que “son muy pocas plazas” para el número de militares que se presentan, y es complicado porque “hay gente que puede estudiar, y otros que no”. En su caso está divorciado, tiene a su cargo a sus dos hijas -una de 15 y otra de 17-, y ha estado estos años compaginando la vida militar y la familiar. No obstante, conoce a bastantes compañeros que están igual o peor que él, algunos “con una mano delante y otra detrás”.

De momento David no encuentra trabajo. Cuenta que está “echando curriculum en empresas grandes, y vamos a ver si saliera en estos días algo”.