Naufraga la idea de un acuerdo de paz en Afganistán
En 2018 murieron 3.804 civiles en la guerra
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El acuerdo de mínimos negociado por representantes de Estados Unidos y de los talibanes para dar un paso en dirección a la paz en Afganistán ha naufragado. Donald Trump declaró hace unos días que daba por “muertas” las conversaciones después de cancelar una reunión con los talibanes y el presidente afgano, Ashraf Ghani, en Camp David. El presidente norteamericano decidió suspender este encuentro -preparado en secreto- cuando los talibanes reivindicaron un atentado en Kabul en el que perdieron la vida 12 personas, entre ellas un soldado estadounidense.
El acuerdo negociado -sin la presencia de representantes del gobierno de Kabul- ni siquiera establecía un alto el fuego total. Sí garantizaba que el territorio afgano no volvería a ser utilizado para perpetrar ataques terroristas, como hizo Al Qaeda para planear los atentados del 11-S. Al mismo tiempo Estados Unidos se comprometía a retirar 5.400 militares -de los 14.000 que tiene desplegados- de Afganistán, en un plazo de 14 semanas.
“La intensidad de la guerra en Afganistán ya es alta, y es consecuencia de la voluntad de los dos negociadores de tener una ventaja sobre el otro para demostrar poder”, explica Ana Ballesteros Peiró, investigadora asociada del CIDOB. Según Mikel Ayestarán -colaborador de COPE y buen conocedor de la realidad afgana-, “mientras las conversaciones de paz estaban abiertas de Doha, la guerra se intensificaba; tanto unos como otros con una mano negociaban en Qatar y con la otra golpeaban en Afganistán”. Cuenta que el país asiático tiene “un gobierno débil, con unas fuerzas armadas incapaces de hacer frente a la doble amenaza de los talibanes y los yihadistas del Estado Islámico”. Los talibanes estarían presentes en el 66 por ciento de los distritos afganos, de acuerdo con una investigación publicada por la BBC. “Controlan la mitad o casi la mitad del país, son muy fuertes militarmente”, asegura Ana Ballesteros.
El 28 de septiembre se celebran elecciones presidenciales, lo que “puede hacer que aumente la violencia de los talibanes para mostrar su posición de fuerza”, afirma la investigadora del CIDOB. Ayestarán recuerda que “son los civiles los que siguen pagando las consecuencias”. En 2018 perdieron la vida 3.804 civiles, según datos de la ONU. Ana Ballesteros opina que “a través de la fuerza no se va a solucionar el problema de Afganistán; es necesario que se vuelvan a sentar a la mesa a negociar”.