Observador en Angola hace 30 años: “Las misiones han mejorado a los militares españoles”
Siete oficiales participaron en el primer despliegue internacional de las Fuerzas Armadas
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Siete oficiales de las Fuerzas Armadas españolas -al mando de un teniente coronel- hacían historia hace 30 años participando por primera vez en una misión internacional bajo el mandato de la ONU. “Partíamos de cero, nos planteamos la misión como un reto, se retomaba el despliegue de capacidades militares en el exterior, algo que en mi generación no habíamos vivido”, dice el general Francisco Rosaleny Pardo de Santayana, uno de esos siete militares que estuvieron desplegados ocho meses en Angola. Explica que la operación “venía encuadrada dentro de la resolución 626 de Naciones Unidas y era tan simple como verificar la retirada progresiva de las fuerzas armadas cubanas, que habían participado en la guerra civil angoleña desde 1975”.
En esa primera misión en 1989 “aprendimos de todo, muchas cosas, tuvimos que crear procedimientos de todo tipo, y sirvió para comprobar la utilidad del ejército como una herramienta más de acción exterior del estado”, señala. Asegura el general Rosaleny Pardo de Santayana que “el oficial, el suboficial, la tropa de hoy en día -con esta experiencia de 30 años de operaciones- es de una calidad profesional y humana mucho mejor que lo que era yo como teniente o capitán en esa época”. Además -añade- “en estos 30 años las cosas han cambiado mucho, disponemos de muy buenos procedimientos, basados en un proceso de lecciones aprendidas, el sistema de preparación de los contingentes, se han mejorado y adaptado el equipo y los materiales a las distintas áreas geográficas en las que desplegamos”.
El general -que ha estado posteriormente en otras misiones en Afganistán y Líbano- cuenta que en la Luanda, capital de Angola, las condiciones de vida no eran del todo malas, pero cuando eran enviados a destacamentos “vivíamos casi con lo puesto, las condiciones del uso del agua eran muy austeras, ye teníamos que ducharnos con agua embotellada”. Recuerda que “la misión se desarrolló bien porque las partes implicadas -el gobierno angoleño y las fuerzas armadas cubanas- siempre colaboraron con los equipos de Naciones Unidas”, aunque estaban presentes riesgos y amenazas, fundamentalmente las enfermedades y una guerrilla opuesta al régimen que operaba dentro de las zonas donde desplegábamos”. En el terreno personal el mayor problema eran los obstáculos “para estar en contacto con la familia porque no existían los medios que tenemos ahora de comunicación, tenía dos hijas, mi mujer estaba en Madrid, hablábamos una o dos veces al mes por teléfono con dificultades y los comunicábamos por una cosa que ya no se emplea mucho que son las cartas, que tardaban 20 días en llegar”.
A juicio de este pionero en las misiones internacionales -el único que queda en activo de los militares participaron hace 30 años- se ha demostrado a lo largo de este período que “las Fuerzas Armadas están preparadas para cualquier tipo de operación”.