¿Cuántos de los 900.000 trabajadores en ERTE acabarán perdiendo su empleo?
COPE analiza los últimos datos de desempleo, los peores desde 2016
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En España ya hay más de 4 millones de parados. Se ha superado esa barrera psicológica que nos retrotrae al mes de abril de 2016. Febrero cerró con 4.008.789 desempleados registrados tras haber sumado 44.436 parados, la mayor subida en un mes de febrero desde 2013.
¿Por qué subió el paro?
La respuesta es evidente: los efectos de las retricciones de la tercera ola no han dado oportunidad alguna para la recuperación. De hecho, la mayor parte de nuevos parados procedían del sector servicios, 36.877 del total de 44.436.
¿Son los peores datos de paro registrado de la serie histórica?
No, en 2013 llegamos a superar los cinco millones de parados pero aún así sigue siendo un mal dato y ahora mimo tenemos en España 762.742 parados más que hace un año, justo antes del inicio de la pandemia. Como es lógico, las regiones más dependientes del turismo - Belareas y Canarias - fueron las que más acusaron la destrucción de empleo. Aún así, el paro creció en todas las regiones salvo en País Vasco, Extremadura y Galicia. Otro mes más el desempleo se ha cebado sobre todo con las mujeres y los menores de 25 años.
¿Qué pasó con la afiliación a la seguridad social? ¿Se creó empleo en enero?
Sí, se creó empleo pero no lo suficience. La cifra de afiliados medios a la seguridad social se quedó en febrero en los 18.850.112, unos 20.000 afiliados más de media que en enero. Pero si nos fijamos en los datos desestacionalizados; es decir, si eliminamos los efectos del calendario, vemos que en febrero perdimos 30.000 cotizantes, poniendo fin a ocho meses de ascenso. Y si echamos la vista una año atrás ahora mismo tenemos 400.000 afiliados menos de media cotizando a la seguidad social con respecto a hace un año.
¿Qué pasó con los ERTES? ¿Se produjo una bajada como auguró el ministro para la seguridad social Escrivá?
Pues muy poco, porque la media de trabajadores en Erte rondó los 910.000 a lo largo del mes de febrero y se cerró en los 900.000 trabajadores con el empleo suspendido. La mitad de ellos se concentran en el el turismo y en la hostelería. A esto hay que sumar el más de medio millón de autónomos, del total de 3,2 millones, que están sujetos al cese de actividad.
Los Ertes y el cese de actividad siguen haciendo de muro de contención. Esta es una de las claves. Sin esos mecanismos y sumando los parados que están en procesos de formación y que por tanto no computan como desempleados, la cifra de trabajadores con el empleo en el limbo se acercarían a los 6.000.000.
¿Cuánto de este empleo se puede quedar por el camino?
El gobierno no se atreve ha hacer proyecciones pero desde ATA, la Asociación de Trabajadores Autónomos aseguran que si no se habilitan ayudas directas la mitad de los ertes acabarán en ERES y la mitad de los ceses de actividad en baja definitiva de esos autónomos. También el Consejo General de Graduados de España cree que el 20% de los Erte terminarán en despido.
¿Hay margen para el optimismo?
Las cifras de la pandemia empiezan a mejorar, parece que hemos dejado atrás lo peor de la tercera hora y el levantamiento de las restrcciones podrían impulsar las cifras de empleo aunque todo dependerá de que sigamos avanzando en la vacunación y podamos salvar la temporada de verano.