Los inversores, por un día, se permiten el lujo de olvidarse de la guerra comercial
El déficit comercial estadounidense alcanza los 72.100 millones de dólares, una cifra algo superior a la que se esperaba
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Los inversores han digerido sin grandes problemas la suave revisión a la baja que ha sufrido el PIB de Estados Unidos. El dato queda en el 3,1 por ciento, frente al 3,2 estimado inicialmente. Es una cifra que se ajusta a las expectativas que tenía el mercado y que tranquiliza ligeramente a los inversores por cuando deja claro que, de momento, el impacto de los factores negativos no es demasiado grave. Se ha enfriado la inversión empresarial, se han moderado los beneficios corporativos y ha crecido de forma muy suave el gastos de los consumidores. Además, ha caído el gasto en bienes duraderos y se han reducido las importaciones.
El déficit comercial estadounidense alcanza los 72.100 millones de dólares, una cifra algo superior a la que se esperaba. La suma de unas y otras consideraciones da como resultado una foto fija de la economía que se da por buena, pero que no garantiza suficiente solidez, ni suficiente colchón de seguridad en el caso de que la guerra comercial se envenene más. De hecho, los mercados descuentan que el precio del dinero baje hasta medio punto en EEUU a lo largo de los próximos meses.
De momento sigue enturbiándose la posibilidad de un pronto acuerdo entre China y Estados Unidos. Las Bolsas continúan muy presionadas por la incertidumbre que genera la creciente tensión entre las dos mayores potencias económicas del mundo. El intercambio de golpes continúa. Existe algún resquicio para la esperanza de un acuerdo in extremis pero, en general, la cosa no pinta nada bien. Dentro de casa, la tasa de inflación se ha reducido en España hasta el 0,8 por ciento, desde el 1,5 por ciento contabilizado un mes antes. Es todo un desplome que los expertos justifican por los menores precios de la energía.
El Banco Central europeo establece su objetivo de inflación en el 2 por ciento, que es el nivel que considera más sano. Y España se aleja. Por su parte, el crecimiento de las ventas al por menor se redujo en abril hasta el 1,1 por ciento en tasa interanual tras eliminar los efectos de estacionales, frente al 1,4 anterior. Tamoco es demasiado tranquilizador.
Con estas referencias, el índice Ibex 35 ha subido un 0,85 por ciento, hasta 9.157 puntos, Ha recuperado buena parte del terreno que perdió ayer. Se trata ahora de determinar si esta reacción es flor de un día; es decir, si puede cuajar o si el mercado volverá pronto a las andadas y a los signos negativos, presionado por la guerra comercial, por el enfriamiento de la actividad económica mundial, por las dudas que genera el Brexit y por el enfrentamiento entre Italia y la Comisión Europea.
Los analistas técnicos sitúan las líneas rojas que no deberían perforarse en los 25.000 puntos o algo menos del índice Dow Jones de Wall Street (hoy a media sesión se mueve en 25.100) y en torno a los 11.500 del DAX de la Bolsa de Francfort, que ha cerrado hoy en 11.900. En la Bolsa española, el soporte “psicológico” se encuentra en los 9.000 puntos justos, aunque los analistas técnicos sitúan algo más abajo el nivel que convendría no perder en el corto plazo. Si lo hiciera, podría sufrir un recorte añadido.
En ese momento, seguramente surgirían las órdenes de compra de los cazadores de gangas, -al estilo de las que se han visto hoy-, y también podrían comenzar a tomar posiciones con mayor solidez los grandes inversores institucionales. Por arriba, los expertos sitúan el próximo nivel de resistencia al alza en torno a los 9.500 puntos.