Los vendedores enseñan de nuevo los dientes en una Bolsa que cae preocupada por la inflación y el crecimiento

Los pésimos datos de inflación que se publicaron el viernes en España y en Estados Unidos han provocado todo un terremoto en los mercados financieros.

Los vendedores enseñan de nuevo los dientes en una Bolsa que cae preocupada por la inflación y el crecimiento

Fernando Mañueco

Publicado el - Actualizado

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La onda expansiva continúa en esa semana con pérdidas generalizadas en las Bolsas. El índice Ibex 35 arranca el lunes en 8.270 puntos, con una caída del 1,5 por ciento. Los futuros apuntan hacia una apertura claramente negativa esta tarde en Wall Street. Las cifras no invitan a la calma. En España los alimentos y la energía han alcanzado sus precios más altos de más de un cuarto de siglo. La tasa general de inflación se mantiene en el 8,7 por ciento. El IPC subyacente, sin contabilizar los elementos más volátiles, roza el 5 por ciento.

No están mucho mejor las cosas al otro lado del Atlántico. El IPC de Estados Unidos se ha disparado hasta el 8,6 por ciento, con una tasa subyacente del 6 por ciento. Son sus peores registros de los últimos cuarenta años. La primera derivada ha sido una caída de las Bolsas, una mayor tensión en el mercado de deuda y un fortalecimiento del dólar. La moneda de EEEU está en máximos de 20 años frente al yen japonés, mientras el euro cae por debajo de 1,05 dólares.

La Reserva Federal, con estos datos encima de la mesa, va a tener que endurecer más deprisa y más profundamente su política monetaria, va a tener que ser más agresiva para intentar atajar la inflación, pese a su previsible impacto sobre el crecimiento económico. El encarecimiento del dólar complica las importaciones de gas y petróleo, que se pagan en dólares, mientras las subidas en el precio del dinero encarecen los créditos hipotecarios y también la financiación de las empresas y de la deuda pública. En Estados Unidos la excesiva fortaleza del dólar dificulta las exportaciones, lo que lastra la actividad económica. No se descarta una recesión el año próximo. Según una encuesta de Financial Times, un 70 por ciento de los analistas consultados espera que la economía estadounidense se contraiga en 2023.

Así las cosas, dos referencias llaman poderosamente la atención de los mercados en la agenda financiera de esta semana. A saber, el consejo de gobierno de la Reserva Federal de Estados Unidos, cuyas decisiones se conocerán el miércoles, y el dato de inflación de la zona euro, que se publicará el viernes. Los analistas esperan que la Reserva Federal eleve con decisión el precio del dinero en su lucha contra la escalada de la inflación. Por su parte, el Banco de Inglaterra celebra consejo del jueves. También se espera una nueva subida de sus tipos de interés. Acaba de conocerse que el PIB del Reino Unido ha crecido un 3,4 por ciento en el primer trimestre, un dato muy inferior al que se esperaba. El desfile de bancos centrales se cerrará el viernes con la autoridad monetaria de Japón.

Pero esta semana hay más. El viernes es día de cobro para los accionistas de Telefónica que hayan elegido cobrar el “script dividend” en efectivo en lugar de en acciones nuevas de la compañía. El viernes, por cierto se produciá un múltiple vencimiento de contratos de opciones y futuros. Es tercer viernes de un mes que cierra trimestre, lo que da lugar a la llamada “cuádruple hora embrujada”.

Se esperan también los indicadores de producción industrial en Japón (mañana), en la zona euro (miércoles) y en Estados Unidos (viernes). Mañana se publica el índice ZEW de confianza empresaria en Alemania, una referencia que los inversores siguen con especial atención, y también se conocerá el informe mensual de la OPEP. El miércoles los mercados tendrán que vigilar con el rabillo del ojo el dato de ventas al por menor Estados Unidos y a ese mismo indicador referido a China.

El Tesoro español acudirá a los mercados en dos ocasiones. Mañana martes colocará letras a 3 y 9 meses. El jueves venderá bonos y obligaciones con vencimiento a 5, 8 y 15 años. Hoy en el mercado secundario la rentabilidad de la deuda española a diez años aumenta hasta el 2,8 por ciento, con una prima de riesgo de 129 puntos.