El mundo económico pide mayorías estables

Déficit y frenazo económico, la herencia que deja el Gobierno de Pedro Sánchez

Joaquín Vizmanos

Publicado el - Actualizado

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“Lo mejor es ir a elecciones”, dijo hace justo una semana el presidente de Círculo de Empresarios, John de Zulueta. Ha sido uno de los pocos en el mundo económico en pedirlo en los últimos meses a pesar de que la mayoría lo pensaba. Seguramente no es el mejor momento para esos comicios ante los signos evidentes de desaceleración que empieza a sufrir nuestra economía pero lo que no tenía sentido tampoco es seguir con la provisionalidad del Gobierno actual, según aseguran a COPE varios directivos.

Lo que se necesita ahora, apuntan, es estabilidad, que salgan “mayorías sólidas y estables” del 28-A que permitan retomar la agenda de reformas. Por supuesto, que esas mayorías “huyan de la radicalidad”, añaden.

Tres años sin reformas

El mundo económico reclama un nuevo impulso. Recuerda que España lleva desde finales de 2015, desde que terminó la legislatura de la mayoría absoluta de Rajoy, sin aprobar una reforma. Y empieza a pasar factura. La inercia comienza a agotarseEl crecimiento se está frenando, décima a décima. Las cifras de empleo ya no son tan buenas. Lo que ha pasado en Alcoa, Vestas o Cemex refleja que hay sectores como el de la industria con serios problemas. Todos los indicadores adelantados muestran que vamos a un escenario peor en los próximos meses. Por eso, insisten nuestras fuentes, se necesita que salga de las elecciones generales un Gobierno con el suficiente respaldo para afrontar esa situación porque nuestra economía sigue siendo vulnerable. Hay reformas como la de las pensiones que es necesario acometer

cuanto antes. Hay planes como el de la descarbonización que urgen para tener un marco claro. España no puede perder tampoco el tren de la digitalización que va a cambiar el mundo económico en los próximos años.

Herencia peligrosa

Europa está resfriada, basta ver Alemania. Con una economía en clara ralentización, Sánchez deja un ajuste fiscal envenenado para el que venga. Ha dejado comprometidas todas las medidas de gasto público -subida de las pensiones, de los sueldos públicos y la mina del salario mínimo-. El problema es que se han esfumado los nuevos ingresos que iban a sustentar esas partidas. Con el rechazo a los Presupuestos lo hicieron por ejemplo el incremento en Sociedades, del IRPF a las rentas altas o la subida al diesel. Con el adelanto electoral, decaen las llamadas tasa Google y Tobin, los dos nuevos impuestos que había creado el Gobierno. Se estaban tramitando en el Congreso y no da tiempo a que se aprueben antes de que se disuelvan las Cortes.

Si los gastos suben y los ingresos que iban a cubrirlos han desaparecido, la conclusión es sencilla. Se va a generar un agujero importante que obligará al próximo Gobierno a adoptar medidas de ajuste si no quiere que el déficit público se dispare. El pasado jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró en Herrera en COPE que podría desviarse hasta el 2,4% del PIB. Eso supone 13.000 millones de euros más de lo pactado con Bruselas.

¿De dónde saldrá ese dinero? Seguramente de una subida de impuestos a las empresas y de un parón de la inversión pública. Difícilmente se hará quitando grasa a las Administraciones Públicas. No hay mucho margen más con una deuda pública que está todavía en el 97% del PIB a pesar de los años de recuperación económica. Es un lastre, una losa que condicionará la política económica del futuro inquilino del Palacio de la Moncloa. Por suerte para él parece de los tipos de interés no subirán este año. Nada. Es ganar tiempo, pan para hoy y hambre para mañana.