Semana negra en una Bolsa lastrada por la expansión de la pandemia y por la debilidad económica

La semana ha sido aciaga en la Bolsa. Han bajado prácticamente todos los grandes valores. El índice Ibex 35 ha cerrado la sesión en 6.628 puntos, con baja de un 0,23 por ciento. El mercado se mueve en el mismo filo de la navaja de los soportes técnicos. Ha perdido un 4,3 por ciento en la semana y se coloca en su nivel más deprimido desde el mes de mayo. La caída acumulada en lo que va de año supera ya el 30 por ciento.

Los inversores siguen muy preocupados. Los indicadores macro económicos no son nada tranquilizadores, mientras las cifras de la nueva oleada de contagios por coronavirus son cada vez más alarmantes. La pandemia está descontrolada, se avecinan nuevas medidas restrictivas y los atisbos de recuperación económica pueden quedar en nada o en poca cosa.

Hoy se ha conocido que los pedidos de bienes duraderos han crecido cuatro décimas en agosto en Estados Unidos. Ha defraudado porque se esperaba un dato bastante mejor. Y los mercados financieros se resienten.

Hoy han suido pocos valores, entre ellos PharmaMar, Meliá Hotels, las eléctricas y los dos grandes bancos. Siguen muy débiles IAG, que finaliza su ampliación de capital, y los demás bancos, en especial Bankia, CaixaBank y Sabadell. Los rumores de mercado insisten en una posible fusión entre Unicaja y Liberbank. Unicaja Banco celebrará junta de accionistas a finales de octubre. Propondrá destinar a reservas voluntarias los 77,5 millones de euros que había previsto repartir como dividendos con cago al ejercicio 2019.

Además, reducirá su capital social en 30 millones de euros. Ha bajado Inditex, tras conocerse que sus ventas en España han caído un 40,8 por ciento en su primer semestre fiscal. Ha facturado 1.277 millones de euros frente a los 2.161 millones contabilizados un año antes. Se ha dejado notar el demoledor efecto del coronavirus,

Preocupaciones en Bolsa

En el capítulo de preocupaciones, -además de la pandemia y de la debilidad económica- los analistas sitúan también la escalada de la tensión entre Washington y Pequín. Se ha producido incluso algún cruce de declaraciones altisonantes. El presidente Trump acusa a China de extender el virus.

Además, en plena recta final de la carrera hacia la Casa Blanca, Trump ha amenazado a las empresas estadounidenses que creen empleo en el extranjero y/o hagan negocios con China con retirarles los contratos públicos del gobierno y con aumentarles la presión fiscal. Por el contrario, obtendrán un trato de favor las compañías que repatríen su actividad y su empleos a suelo estadounidense.

Paralelamente, los mercados cotizan la menor distancia en las encuestas entre los candidatos demócrata y republicano. La Bolsa de Nueva York prefiere que no haya cambios en la casa Blanca. Los expertos y las encuestas dan por ganador a Joe Biden, aunque su ventaja se va reduciendo. Los más pesimistas temen que un cambio en la presidencia elimine las reducciones de impuestos a las empresas que ha impulsado Trump. A cambio, creen que el demócrata reconducirá las relaciones de EEUU con China y, en general, reducirá la tensión internacional.

Una victoria demócrata impulsaría a las empresas relacionadas con la medicina y la salud. Pero parece claro que los estadounidenses castigarán a Trump por la gestión de la epidemia de coronavirus y de las recientes protestas callejeras, por la grave crisis económica, por las disparadas cifras de desempleo y por el enfrentamiento con China.

El republicano seguramente será derrotado en las urnas. De momento, Trump no se ha comprometido con una transición pacífica si pierde en las elecciones. Preocupa en los mercados que la incógnita del resultado electoral no se decida en las horas siguientes a la cita con las urnas, sino que tarde días o semanas si, como parece, uno de los candidatos impugna o recurre los resultados por dudas sobre el voto por correo.