Siguen renqueando las entidades financieras y la Bolsa no levanta cabeza

El panorama no invita precisamente a tirar la casa por la ventana. A estas alturas poco son los que reúnen el valor suficiente como lanzarse a tomar posiciones en el mercado de valores en una situación tan complicada como la actual, plagada de nubarrones políticos y económicos. Hoy, de hecho, los inversores ni siquiera han cotizado los avances en las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos.

Los mercados siguen instalados en la prudencia. El dinero brilla por su ausencia en los patios de operaciones. Los inversores tienen miedo. No está la cosa para muchas alegrías. El índice Ibex 35 ha cerrado en 9.174 puntos con baja de un 0,6 por ciento. Ayer llegó a superar en algunos momento los 9.300 puntos. 

Hoy han subido algunos valores sueltos, como Inditex, Cellnex o Ence, pero han flojeado Telefónica, Repsol, las empresas acereras, las eléctricas y, sobre todo los bancos. Siguen renqueando las entidades financieras, a pesar de la posibilidad de que el Banco Central Europeo rebaje  la tasa que aplica a los depósitos, es decir la penalización  que tienen que pagar los bancos por colocar sus excesos de liquidez en la caja del banco central.

En las acciones de los bancos pesan más los temores a que el enfriamiento de la actividad económica mantenga muy bajos los tipos de interés durante mucho tiempo más, lo que arruina completamente los márgenes de estas entidades. Además, sobre la cuenta de resultados de los bancos pesa la propia debilidad económica. Son demasiados lastres como para que los inversores se animen a asumir riesgos en el sector. 

Hoy mismo se han publicado nuevos datos que hablan de pérdida de fuelle de la economía mundial. El índice que mide la confianza de los consumidores y de las empresas de la zona euro ha sido peor de lo que se esperaba. Ha bajado en marzo hasta 105,5 puntos, frente a una lectura anterior de 106,2.  Pesa la mayor debilidad de la actividad en el sector industrial y en el de servicios. 

Tampoco ha sido tranquilizador el dato de PIB de estados Unidos. La economía de aquél país crece a un ritmo del 2,2 por ciento, frente al 2,4 que esperaban los analistas y frente al 2,6 por ciento de la lectura anterior.  La rentabilidad de los bonos de Estados Unidos sigue bajando, sigue invertida la curva de tipos de interés, con el rendimiento de la deuda a diez años por debajo de la rentabilidad de los títulos a tres meses. 

Por si fuera poco, hoy los analistas de la agencia de calificación de riesgos Standard and Poor's han rebajado en una décima sus previsiones de crecimiento del PIB español en este año hasta el 2,1 por ciento. Para el conjunto de la zona euro S&P ha reducido sus estimaciones en medio punto, hasta el 1,1 por ciento. 

En el mercado de divisas, la libra esterlina se deprecia con rapidez, ha perforado a la baja el cambio de 1,31 dólares (1,3050 esta tarde) cuando hace pocos días tocaba el cambio de 1,33. Ayer el parlamento británico rechazó en votaciones no vinculantes todas las propuestas alternativas a los acuerdos de Theresa May con la Unión Europea para el Brexit. Mañana podría haber novedades. El panorama sobre el divorcio entre Londres y Bruselas sigue empantanado y confuso, lo que “salpica” también al euro, que pierde fuerza. Se cambia hoy por 1,1215 dólares. 

El dinero más temeroso continúa buscando refugio en los bonos alemanes, que cada vez ofrecen una rentabilidad más negativa. Hoy su rendimiento es del menos 0,07 por ciento. A ese mismo plazo los bonos españoles ofrecen un 1,10 por ciento. La prima de riesgo de España aumenta por tanto a 117 puntos. 

En el mercado de materias primas, el precio del petróleo ha dado un paso atrás después de tocar máximos del año en estos últimos días. Hoy el crudo del Mar del Norte se paga  66 dólares y medio por barril. De nuevo el presidente de Estados Unidos ha influido directamente en este mercado. Donald Trump ha lanzado un tweet en el que “aconseja” a los países miembros de la OPEP que incrementen su producción de petróleo para reducir los precios.