Protección de datos para los nuevos empresarios del siglo XXI

Este proceso de transformación digital también afecta a las actividades empresariales o profesionales ya existentes

Protección de datos para los nuevos empresarios del siglo XXI

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Estamos asistiendo a una revolución digital sin precedentes. Hoy, la tecnología es un tsunami que lo permea absolutamente todo, incluyendo las actividades empresariales y los modelos de negocio. En este sentido, la denominada «Economía del dato» está experimentando un vertiginoso crecimiento.

No en vano, muchos de los nuevos empresarios y profesionales no necesitan naves industriales, maquinaria o empleados para desarrollar su actividad, sino que su modelo de negocio está basado en la explotación de la información y en el uso de las tecnologías de la comunicación: los datos son el «nuevo petróleo» y muchos de los nuevos modelos de negocio están basados en la transformación de esos datos en bienes o servicios.

Este proceso de transformación digital también afecta a las actividades empresariales o profesionales ya existentes, las que pudiéramos denominar como «tradicionales». De hecho, resulta extraño concebir a ningún empresario o profesional que no contemple la presencia de su negocio en Internet, con la potencialidad que ello supone para el éxito del mismo en la sociedad hiperconectada en que vivimos. Hablamos de redes sociales, páginas web, canales de comunicación digitales, herramientas de marketing digital, etc.

A este respecto, interesa subrayar que el cumplimiento de la normativa de protección de datos personales no es una cuestión opcional, sino un aspecto trascendental que el nuevo empresario o profesional ha de tomar en consideración desde el diseño mismo de su modelo de negocio.

No cabe duda de que el uso de las potencialidades que nos aporta la tecnología es un valioso factor de éxito para nuestro negocio, pero siempre y cuando lo hagamos desde una óptica de respeto de los derechos y libertades de las personas, y en particular de su derecho a la protección de datos. En caso contrario, esa potencialidad puede tornarse en un peligroso factor de desconfianza.

Así, cabe recordar que en Europa la protección de datos personales es un derecho fundamental muy importante, reconocido expresamente como tal. De hecho, la Unión Europea es un polo de excelencia en materia de privacidad, focalizado en la protección de los derechos y las libertades fundamentales de las personas físicas. Es por ello que todos los empresarios europeos deben regirse por las reglas plasmadas en el Reglamento general de protección de datos (Reglamento (UE) 2016/679) en relación con el tratamiento de la información de sus clientes, empleados, etc.

Las consecuencias para un empresario o profesional de no considerar desde el inicio las necesidades de protección de datos de sus potenciales clientes o empleados son de diversa naturaleza, cabiendo citar las posibles consecuencias de tipo económico (multas), legales (responsabilidad penal, responsabilidad civil, responsabilidades ante la autoridad laboral, responsabilidades deontológicas, etc.), o reputacionales (imagen, visibilidad y credibilidad de nuestra empresa).

Es más, la seguridad y la protección de la información es un factor trascendental para el propio desarrollo y la continuidad de su negocio por parte de empresarios y profesionales. Un dato estremecedor a este respecto: el 60% de las pymes europeas que son víctimas de ciberataques desaparece en los seis meses siguientes al incidente, muchas veces lastradas por el coste medio del ataque, que suele rondar los 35.000 euros.

En este sentido, es imprescindible despertar la conciencia de los nuevos empresarios y profesionales en relación con una cultura de la protección de datos y de la ciberseguridad, así como de una ética digital cimentada en los pilares de la transparencia, la responsabilidad y el respeto de los derechos y libertades de las personas, que impregnen de manera transversal todas y cada una de sus actividades.

Son los empresarios y profesionales digitalmente responsables, y no otros, los que están llamados a liderar el proceso de cambio y transformación digital sobre el que se asentará la sociedad futura.

Es nuestro negocio el que está en juego.

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