COPE comienza el reto de atravesar España en coche eléctrico

La aventura se inicia en el Cabo de Gata, en Almería, y pretende recorrer de punta a punta el país.

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Jorge MirallesJavi García

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Arranca una travesía en la que COPE junto con Endesa conducirán un coche eléctrico desde el Cabo de Gata hasta Finisterre. Un recorrido de más de 2000 kilómetros en el que se irán respondiendo a muchas preguntas y desechando mitos sobre la movilidad en vehículos eléctricos. Una experiencia que atravesará lugares únicos de nuestra geografía.

El coche que se va a utilizar en un Nissan leaf E+ versión 2019 de 62 kWh. Su autonomía alcanza los 385 kilómetros según la certificación WLTP, una cifra que supera con creces las primeras versiones del famoso modelo eléctrico de la marca. Como es obvio en la parte trasera no cuenta con tubo de escape, y en la delantera no cuenta con rejilla de ventilación, claro distintivo de los coches eléctricos. Sus conectores para la carga son el Mennekes o de tipo 2, cuyo uso se ha estandarizado en toda europa y el CHAdeMO, que permite realizar una carga rápida.

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Recogida del coche en Roquetas de Mar, Almería.

Es en la almeriense localidad de Roquetas de Mar donde lo ponemos en marcha y empezamos a conducir al punto de partida: el Cabo de Gata. Nada más encenderlo, tenemos dudas de si realmente lo está, porque el sonido del motor es inexistente. Cuando el vehículo empieza a desplazarse, se pueden escuchar el rozamiento de las ruedas con el asfalto, y los sonidos del exterior cobran mayor sentido. Es por ello que el coche eléctrico nos parece de partida una opción robusta y muy segura para desplazarse, al escuchar mejor lo que pasa alrededor.

La ciudad da paso a la autovía, la cual permite poner a prueba por primera vez el par motor que tiene el vehículo, el cual es instantáneo al tratarse de un coche eléctrico. El primer mito que se cae respecto al coche es el de la aceleración, sintiendo una fuerza y potencia en la que destaca notablemente. Pese a ello, hay que tener en cuenta que a mayor velocidad, la autonomía va decreciendo de forma más acusada. Para llegar al Cabo de Gata, inicio de nuestra ruta, hay que subir un escarpado camino, y ahí de nuevo el comportamiento que tiene el vehículo es excelente. Ni se inmuta cuando le pisamos el acelerador.

Las vistas en el Cabo son excelentes. El mar estaba en calma y el paisaje de naturaleza iba en concordancia con la experiencia de conducir un coche que no emite gases contaminantes. Tal es el silencio con el que se mueve, que al partir de la zona de aparcamiento, unos perros que se encontraban con sus dueños no se percataron que el motor se encendía. Por tanto tuvimos que avisar para que se apartasen para ir a nuestro siguiente destino.

Las bajadas le sientan bien al coche. Ello es debido a que utiliza el llamado freno regenerativo, el cual en pendientes descendientes o en frenadas recupera energía. Es una manera fantástica de ir sumando kilómetros utilizando esta característica que incorporan muchos vehículos eléctricos. En el caso particular de nuestro coche, cuenta con el llamado e-pedal: el pedal del acelerador sirve para acelerar y frenar cuando lo soltamos. Dicho sistema es muy útil en ciudad, cuando gracias a ello, la autonomía se alarga considerablemente.

Una vez visitado el punto de partida, hacemos un alto en el camino en la playa de Las Salinas, un lugar de cine muy cercano al Cabo. La localización ha sido escenario de numerosas series y películas, y ahora también de este viaje en coche eléctrico. Cuando llegamos, podemos oír las olas del mar antes siquiera de apagar el coche. La postal que se configura al atardecer es sin duda digno de espectáculo.

Cabo de Gata al atardecer. En la parte inferior, nuestro coche eléctrico

Desde la playa continuamos el camino, y lo hacemos hacia la localidad de Tabernas. Una pequeña población almeriense que es famosa por ser escenario de numerosas películas de género Western. No es difícil encontrarse un rodaje durante la visita. No obstante, la luz solar va descendiendo cada vez más, se nota cómo los días se acortan, lo que hace que veamos como punto final de la etapa dicho lugar. Durante el camino, llegamos a desviarnos un par de veces de nuestro itinerario por equivocaciones en la ruta, lo que no juega a favor de la autonomía, que se ve mermada. A mitad de camino, la autonomía estaba en 150 kilómetros. Urgía encontrar un hotel.

Tras varias llamadas, encontramos un hospedaje que tenía habitaciones libres y nos dirigimos hasta allí. A la llegada, intentamos buscar un punto de carga homologado para vehículos eléctricos. Ante el hecho de no encontrar uno, decidimos volver a Almería para cargar el coche en un cargador rápido. Cada vez más establecimientos hoteleros disponen de más puntos de carga, y hacia el año que viene, serán muchos los que cuenten con uno debido a los planes de infraestructura que ofrecen empresas como Endesa.

En la capital almeriense llegamos a una electrolinera con un punto de carga rápida que ofrecía cargas de 50kWh. Era la primera vez que cargábamos el coche desde el inicio de la travesía. Para utilizar el cargador es necesario descargarse una aplicación, pero el proceso es bien sencillo, y en breve espacio de tiempo el coche se encuentra cargando sin problema. Una vez con el proceso iniciado, aprovechamos el tiempo para cenar por la zona.

Pasada una hora retornamos al punto de carga para recoger el coche. En tan solo 1 hora cargó la totalidad de la batería, teniendo en cuenta la gran capacidad que tiene el coche que conducimos: un total de 62kWh. Con ello y con una autonomía más que suficiente para encarar la siguiente etapa partimos hacia Tabernas, donde hacemos noche de cara a afrontar el siguiente día con las pilas cargadas, las del coche y las nuestras.

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