La Bolsa las pasa canutas para mantenerse en la cota de los 9.000 puntos
La incertidumbre global sigue creciendo, la economía mundial se debilita y los mercados se duelen
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Las grandes Bolsas mundiales llevan un mes y pico marcando máximos y mínimos decrecientes y eso pone los pelos de punta a los analistas técnicos. No augura nada bueno. La incertidumbre global sigue creciendo, la economía mundial se debilita y los mercados se duelen. Hoy la volatilidad ha ido enorme. La Bolsa ha evolucionado poco a poco de menos a más. Ha conseguido la pequeña proeza de salvar “in extremis” un día que pintaba muy feo a primera hora. El índice Ibex 35 ha cerrado en 9.022 puntos, con alza de un 0,2 por ciento, después de marcar un mínimo “intradía” en 8.900. Desde mediados de febrero no ponía a prueba la referencia redonda de los 9.000. El mes de mayo, recordemos, se saldó con una pérdida en la Bolsa de un 6 por ciento. En la acumulación de caídas se encuentra la razón última de la reacción del mercado en la recta final de la sesión de hoy.
La Bolsa sube porque ha bajado mucho, no porque haya mejorado el decorado. No hay otros motivos, porque el panorama geopolítico sigue de toma pan y moja y porque los indicadores económicos continúan instalados en la debilidad. Los analistas del banco de negocios Goldman Sachs han rebajado una vez más sus previsiones de crecimiento económico para Estados Unidos. Ha reducido sus expectativas para este año desde el 1,3 al 1,1 por ciento debido a los efectos nocivos de la guerra comercial. Los expertos de la firma consideran que han aumentado las probabilidades de una rebaja en el precio del dinero por parte de la Reserva Federal. Se esperan ahora hasta dos recortes de tipos en los próximos meses. Por su parte, Morgan Stanley cree que Estados Unidos puede entrar en recesión en menos de un año si no se detiene el enfrentamiento comercial con China.
Los datos puros y duros apuntan machaconamente en la misma dirección. El sector industrial de la zona euro continúa ofreciendo lecturas que apuntan hacia una contracción de la actividad. Los índices PMI manufactureros no han empeorado demasiado, de hecho se mantienen mal que bien, pero continúan en niveles que indican una muy pobre actividad económica. Los pedidos industriales y la producción continúan de capa caída en Europa. También en Estados Unidos y en Japón este indicador se ha quedado en registros poco tranquilizadores.
La mirada de los inversores se dirige ahora hacia los grandes bancos centrales. Son los que tienen que responder al progresivo enfriamiento económico. Este mes hay consejo de la Reserva Federal el día 19, coincidiendo con la reunión del Banco de Japón. Y el día 20 le tocará el turno al Banco de Inglaterra. Antes, este mismo jueves, el Banco Central Europeo celebra consejo.
En repetidas ocasiones el BCE ha dejado claros sus temores sobre el enfriamiento de la actividad. Parece claro que la economía se deteriora más deprisa de lo que se esperaba, por lo que la autoridad monetaria puede (y quizá debe) adoptar nuevas medidas de estímulo. No se esperan cambios ni en el precio del dinero ni en el tipo de depósito, pero sí se esperan nuevas inyecciones de liquidez al sistema financiero. Son los llamados “litros” o LTRO por las siglas en inglés de Long Term Refinancing Operation. La barra libre de liquidez. Cada vez está más lejos una subida de tipos de interés en Europa debido al progresivo debilitamiento de la economía. El BCE ha dejado bastante claro que al menos hasta finales de año no se planteará una subida de tipos. El mercado va más allá y no la espera hasta bien entrado el ejercicio 2020.