Los inversores encuentran un par de clavos ardiendo a los que agarrarse

Las razones de esta mejoría han que buscarlas en la distensión que se ha producido en el terreno comercial

BOLSA DE MADRID

Fernando Mañueco

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Las Bolsas han evolucionado hoy de menos a más. El mercado, como ya hiciera ayer, ha dado primero un paso atrás, para animarse a dar después dos al frente. El índice Ibex 35 ha cerrado en 9.117 puntos con alza de un 1,05 por ciento. En los peores momentos del día ha llegado a moverse de nuevo por debajo de los 9.000 puntos. La razón o las razones de esta mejoría han que buscarlas en la distensión que se ha producido en el terreno comercial. El ministro chino de comercio ha entreabierto de nuevo la puerta a resolver de manera dialogada el enfrentamiento arancelario con Estados Unidos.  Además, el presidente de Méjico, López Obrador, ha asegurado que es optimista y que espera alcanzar un acuerdo con su vecino del norte antes del 10 de junio, que es la fecha que ha marcado Estados Unidos para imponer nuevos aranceles del 5 por ciento a numerosos productos mejicanos. Hay otro factor que ha ayudado hoy a la Bolsas. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha señalado esta tarde tomará las medidas necesarias para paliar los efectos de la guerra comercial. Los inversores han entendido que está abierto a un recorte de tipos de interés si es necesario. El mercado cree que es posible un primer recorte en el precio del dinero incluso ya en la reunión de la Reserva que se celebrará en julio. Todos estos condicionantes han sentado muy bien en los mercados de valores en ambos lados del Atlántico. Wall Street sube más de un 1 por ciento a media sesión.   

Algunos analistas sostienen que al presidente de Estados Unidos, Donald Trump,  no le gusta nada vez bajar a las Bolsas. Es una teoría. El inquilino de la Casa Blanca utiliza el índice Dow Jones como termómetro del éxito o aceptación de su propia actividad política. Por eso quizá en la cumbre del G-20 en Osaka a finales de mes haya un acercamiento de posturas entre los presidentes de las dos mayores potencias del mundo. Es una esperanza muy tenue y muy frágil, pero hoy en día a los mercados les sirven todos los clavos ardiendo.  Según los analistas del Deutsche Bank, el impacto negativo que ha tenido la guerra comercial  sobre la Bolsa de Nueva York en el último año y medio puede cifrarse en torno a los cinco billones de dólares.  

Además de la Reserva Federal, se esperan movimientos en otros bancos centrales. Desde el BCE llegan a diario advertencias sobre el progresivo deterioro de la situación y perspectivas de la economía. Uno de los miembros del consejo del banco ha asegurado que las tensiones comerciales son hoy por hoy la mayor amenaza que existe para el crecimiento.  Los datos insisten en la idea de que la economía no evoluciona en la forma correcta.  Así las cosas, aumentan las probabilidades de que el BCE decida en su consejo de pasado mañana realizar nuevas inyecciones de liquidez al sistema financiero. Es la llamada barra libre de liquidez.  La tasa de paro en la eurozona se ha reducido una décima, hasta el 7,6 por ciento. Es un dato que mejora las previsiones de los analistas. Mientras tanto,  la inflación en el conjunto del Viejo Continente se ha reducido desde el 1,7 hasta el 1,2 por ciento. Es una contracción más fuerte de la que esperaba el mercado y que remacha la impresión de que la economía está perdiendo fuelle.  

En el Reino Unido hoy se ha conocido que las ventas al por menor se han contraído un 2,7 por ciento en el mes de mayo. Es la mayor caída que se recuerda desde hace más de veinte años. La Bolsa de Londres ha dudado a pesar de la oferta de Estados Unidos de potenciar sustancialmente la actividad comercial con el Reino Unido cuando el país complete su salida de la Unión Europea. El repunte de la libra esterlina ha impedido un mejor comportamiento de la city londinense. 

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