¿Cómo son los impuestos de sucesiones y patrimonio en Europa?
La reforma fiscal que el Gobierno de Sánchez prevé llevar a cabo en nuestro país choca de lleno con la realidad en otros países del continente
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha anunciado esta misma semana que el Gobierno subirá diversos impuestos, como los de patrimonio o los de sucesiones y donaciones, además del de sociedades, con el fin de acercar, según han dicho, la presión fiscal de España a la media europea y de tratar de armonizar la fiscalidad en el país.
Esta medida, que está levantando mucha polémica -entre otras cosas, por apuntar indirectamente a Madrid-, viene motivada por las grandes diferencias fiscales existentes en cuanto a los impuestos de patrimonio y de sucesiones y donaciones según la Comunidad Autónoma, ya que en la actualidad estas tasas son gestionadas al 100% por los gobiernos de cada región.
De esta manera y según el territorio y el tipo de impuesto, se pueden generar una disparidad en el pago de este tipo de contribuciones, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si esa desigualdad es también extrapolable a los otros territorios que forman Europa. ¿Existen estos impuestos en Europa? ¿Cómo son y cuánto se paga según el país?
El impuesto de patrimonio español, obsoleto
En España se recauda el impuesto sobre el patrimonio desde el año 1977, con periodos breves en los que fue suprimido como durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2008 y 2011, hasta que se volvió a implementar por la grave situación económica que atravesaba el país.
En nuestro país esta tasa se aplica a aquellos que poseen bienes con un valor superior a los 700.000 euros sin contar con la valoración de la primera vivienda (siempre y cuando no supere los 300.000) y, como ya se citó, serán las comunidades las encargadas de decidir si se aplica o no y cómo aplicarlo. Sin embargo, la tendencia europea choca de lleno con nuestra realidad. Mientras aquí no solo se mantiene el impuesto original, para algunos obsoleto, si no que se estudia como subirlo, en Europa la predisposición general es eliminarlo o modernizarlo.
Así, mantienen un impuesto sobre el patrimonio tal y como lo concebimos -o muy similar- países como Liechtenstein o su vecina Suiza, donde esta tasa se aplica a nivel cantonal, por lo que presenta variaciones parecidas a las que pueden existir en nuestras Comunidades Autónomas, con una media que ronda el 0,30%.
Otro país que presenta este tipo de contribución es Noruega, donde se aplica un impuesto estatal sobre la fortuna similar al nuestro. El país nórdico recauda el 0,15% de los patrimonios superiores a 1,5 millones de coronas noruegas (algo menos de 150.000 euros), con la posibilidad de que a nivel municipal se le pueda agravar con un tipo proporcional del 0,7%.
En el resto de territorios europeos es diferente, se ha modificado o se ha eliminado por completo, si es que en algún momento existió. Así, vemos ejemplos de lo primero en territorios como Italia, que por un lado lado aplica un impuesto sobre los activos financieros además de otras características a parte que se engloban dentro del IRPF, o Países Bajos, donde directamente se incluye en IRPF.
Francia sería un buen ejemplo de lo segundo, ya que ha eliminado lo que se entiende por IP pero ha creado otro que se aplica sobre el patrimonio inmobiliario, que se diferencia del español en que se tiene en cuenta todo el patrimonio pero solo agrava la riqueza inmobiliaria, aplicándose sobre aquellos con viviendas con un valor superior al 1.300.000 euros. Por último, dijeron adiós a esta tasa países como Alemania, Suecia o Dinamarca, por citar algunos ejemplos.
El impuesto sobre sucesiones, mucho más extendido
En nuestro país, el IS es una tasa progresiva que aumenta en función de que también lo haga la cantidad heredada. Así, el gravamen puede variar según la cantidad entre el 7,65% hasta el 34%, teniendo en cuenta que también en este caso, la tasa varía según la Comunidad Autónoma.
En el ámbito europeo, este impuesto sí se registra en bastantes más países que en el caso anterior, estando presente casi en la mitad del continente. Algunos países que mantienen este impuesto son Francia, Bélgica, Alemania, Dinamarca, Italia o Finlandia, por citar algún ejemplo. Aún así, la cuantía a pagar varía mucho en función de cada territorio.
Los números de España en este sentido sí casan más con la media del continente. Por ponerlo en perspectiva, en nuestro país la recaudación a través de este gravamen representa aproximadamente entre el 0,2% y el 0,3% del PIB, unas cifras similares a las de la gran mayoría de países que mantienen esta tasa, que es ligeramente superior en Francia (en torno al 0,5%) y en Bélgica (en torno al 0,7%).